EL PODER DEL CINCEL

    Si los pintores se han atrevido, a lo largo de los siglos, a ejercer su poder en los lienzos dando salida a sus venganzas, burlas, pasiones o caprichos, los escultores, pese a los inconvenientes del material con el que trabajan, no han sido menos osados en la expresión de su genio.

    Del genio de Miguel Ángel no cabe la menor duda; de su mal genio tampoco(1). Cuando Miguel Angel esculpió el Moisés, que podemos ver, aún hoy, en Roma, en la iglesia de San Pietro in Vincoli, quedó tan conforme con el resultado de su obra, tan satisfecho con la perfección de la figura que, tomando el mazo del que se había servido para esculpirlo, golpeó una de las rodillas de la escultura y ordenó: “Habla”. Quienes visiten San Pedro todavía podrán ver la muesca que produjo el golpe.

    Desde mucho antes de que Miguel Angel esculpiera su Moisés, los canteros de la Edad Media ya habían dejado señal de su obra en los sillares que pulían para la construcción de grandes monumentos. Signos extraños, misteriosos, que han despertado la imaginación de generaciones posteriores atribuyéndoles significados mágicos o de transmisión del conocimiento. No es imposible que tuvieran ese propósito; aunque probablemente no fueran más que señales contables, indicaciones para la construcción o las firmas de los autores.

    Pero además de los albañiles y sus toscas señales había otros artesanos de la piedra: los maestros. Se dedicaban a la ornamentación, y han dejado Europa plagada de capiteles, en los que muestran su genialidad. También su osadía. Es difícil encontrar una catedral europea en la que no sea posible ver algún personaje irreverente en algún capitel o en las jambas de las puertas de los templos. Junto a representaciones de escenas bíblicas han reproducido todo tipo de figuras ajenas al propósito de los religiosos que los contrataron: dragones, animales feroces, sátiros en actitudes procaces.


  

   En la catedral de Santa María de Ciudad Rodrigo existe un magnífico coro obra de Rodrigo Alemán. Tardó unos cuatro años en terminarlo, los dos últimos del siglo XV y los dos primeros del XVI. La belleza de la talla es bien reconocida. Está adornado con detalles florales y geométricos, a excepción hecha de asiento episcopal, en cuyo respaldo se puede ver un relieve de San Pedro, y del brazo de uno de los asientos laterales. Discretamente el artista talló un hombre. Parece un mendigo. Esta agachado, haciendo sus necesidades. No sabemos qué razones tuvo para colocar esa figura. Sí sabemos que no fue el único que hizo algo parecido.

   En tiempos modernos también los escultores han querido dejar huella. El siglo XX ha sido tiempo de curiosidades. La catedral de Salamanca luce en una de sus puertas laterales y, a no mucha altura, asequible a la vista de todos, la figura de un astronauta. Fue puesta en una de sus últimas restauraciones, para dejar constancia de nuestro tiempo, dicen.

   La de Palencia tiene la figura de un fotógrafo. Se colocó durante la restauración que llevó a cabo, a principios del siglo XX, el arquitecto Jerónimo Arroyo, como homenaje a José Sanabria, famoso fotógrafo local; y para que el pétreo observador pudiera cumplir con su tarea, se le colocó en lo alto, asomado, con su cámara, haciendo fotografías, y desaguando las aguas pluviales, desde su doble oficio de fotógrafo y gárgola.

(1) Miguel Angel dio prueba de su carácter en otras muchas ocasiones. Una de ellas se puede leer en “El Poder del pincel”.
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14 comentarios :

  1. Curioso encontrarse con el fotógrafo o el astronauta en una catedral. Estas travesuras me recuerdan a las marginalia de los monjes, donde daban rienda suelta a su imaginación con las trastadas que dibujaban mientras copiaban manuscritos. Pero entretenerse en hacerlas en piedra es mucho más dificultoso!

    Feliz tarde

    Bisous

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  2. Cuántos falsos históricos nos habrán colado y los hemos dado por misteriosos y extraordinarios.
    En este caso se sabe el origen y el porqué, pero tantos otros hay que se les ha dado carta de veracidad, cuando fueron un puro juego, una broma para confundir en el futuro.

    Saludos

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  3. Lo mismito que hace Hitchcock con sus películas: la marca del cantero.
    Como decía a Montserrat, si tengo la suerte de pillar un ordenata en estos días de agosto, procuro visitar a los amigos. Con mi moderno móvil solo me da, como mucho, para el Face.
    Un abrazo.

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  4. Lo desconocía...mejor que no cunda el ejemplo.
    Un abrazo

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  5. Hay una iglesia en Santiago de Compostela donde la virgen está embarazada y en su interior hay un ángel con lentes, los tímpanos de las puertas de la catedral de Sevillano hay curiosidades sorprendentes. Abrazo

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  6. Me gusta eso de que se deje huella sobre la escultura o pintura, o como refiere Cayetano, en la película. El astronauta, cada vez que le veo, me hace sonreír. También vi al hombre en cuclillas de Ciudad Rodrigo...es muy peculiar...A lo mejor quiso inmortalizar el sitio...

    Saludos Amigo. Que todo vaya bien

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  7. Me encantan estas marcas singulares o jocosas, pruebas del sentido del humor (o del mal humor ;) de los artistas de las diferentes épocas.
    Y escuchar ciertos comentarios de los visitantes sobre el astronauta también :D
    Mucho, muchísimo peor es la iconoclasia que nos priva de tantas cosas. (los Budas, Akenaton... :(((
    Y también los "artistas" sin gracia que dejan su marca particular destrozando obras de arte. :(((
    Un abrazo y gracias por esta lectura tan amena, vecino dlt. :)
    Ps Escribí hace tiempo un "divagar de los míos" sobre una cosa algo similar. Pero a mi estilo ;)
    http://franpompasdejabon.blogspot.com.es/2014/01/un-extrano-descubrimiento.html

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  8. Ese punto chulesco de Miguel Angel golpeando la rótula de Moisés, me ha gustado. Y no tengo duda de que en San Pedro debió escucharse un ¡Ay!
    El fotógrafo/gárgola de Palencia fue un personaje muy querido. Saludos, DLT.

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  9. Eso de dejar su impronta los escultores en sus trabajos, era más común de lo que parece, de hecho en Sevilla tenemos un extenso muestrario, y lo que habrá de venir conforme se vayan haciendo restauraciones.
    Me ha gustado mucho tu entrada.
    Un abrazo, amigo.

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  10. El ejemplo de Salamanca es muy bueno para entender aquellos de que los tiempos hacen que se reactualicen los parámetros que provienen de siglos. Un día un cantero esculpió una rana sobre una calavera en la fachada de su universidad; hoy sus sucesores colocan un astronauta en la catedral. ¿Por qué no?

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  11. Otra forma de dejar su firma muy curiosa a la vez dejando una leyenda.
    Siempre me ha parecido de mucho valor todas las obras de los escultores que puedan sacar tan magnificas obras con un cincel.
    Un abrazo

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  12. Es impresionante lo que se conseguía hacer con la piedra con unos medios ínfimos: un martillo y un cincel. Hoy en día hasta esto ha cambiado, no hace demasiado estuve en el taller de alguien que estaba haciendo una recreación de una escena biblica con un pueblecito y una virgen, el maestro a sus mas de 80 años me decía que ahora con un compresor y buena mano cualquiera podría hacer lo que él. Su hijo lleva treinta años en el negocio y no es capaz de hacer lo que él.
    saludos

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  13. Iba a decir, ¡parece un astronauta!, menos mal que más abajo has escrito sobre ello y lo has dejado claro, que empezaba a alucinar, derivado de luna, creo.
    Y sí, son una maravilla esos trabajos en piedra que no me canso de descubrir y admirar en las grandes iglesias.
    Saludos.

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  14. un placer es haberte hallado y leido

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