VIVIENDO JUNTOS

   Próximas las festividades navideñas, quiero cumplir con la tradición de felicitar las fiestas a los amigos de este blog con una breve entrada referida a alguno de los elementos y símbolos que caracterizan estas celebraciones: la estrella de Belén y los Magos de Oriente.

   Mucho se ha discurrido sobre si la estrella de Belén, la que guió a los Reyes Magos, podría ser el cometa Halley, algún otro cometa o una estrella nueva; sin embargo, el 17 de diciembre de 1603, Kepler, por entonces astrónomo imperial en la corte de Rodolfo II, ya había observado el cielo, como hacía de costumbre, y comprobado la conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, lo que producía la extraordinaria luminosidad de una gran estrella. Tomó notas del caso, pero el tiempo dejó estas observaciones en el olvido y siguieron las especulaciones, hasta que en el siglo XIX los astrónomos revisaron los cálculos de Kepler. Hacía falta verificar que en los tiempos del nacimiento del Niño Jesús esa conjunción astral se hubiera producido. Y fue posible. En 1925 fueron descifrados unos escritos cuneiformes descubiertos en Babilonia. Entre las muchas noticias halladas había una relativa a las posiciones de Júpiter y Saturno en la constelación de los Peces. Las observaciones descifradas apuntaban a que en el tiempo del nacimiento de Jesús, durante cinco meses, ambos planetas habían podido ser observados en una posición tan próxima que los hiciera parecer una gran estrella moviéndose sobre el firmamento.



  Por la tradición creemos que esa estrella fue la que guió a los Magos de Oriente hasta el portal de Belén, que al principio no se decía cuántos eran, ni se decía nada sobre su edad o raza. Sólo el Evangelio de San Mateo dice algo de ellos sin precisar detalle alguno. Pero con el paso del tiempo se fueron definiendo las personalidades de los Reyes Magos. Se les dio nombre, se les puso edad y se le asignó la representación de las distintas razas conocidas entonces. Melchor representa la senectud y al continente europeo, Gaspar la juventud y las tierras de Asia y Baltasar la madurez y los reinos de África.

   Y ese espíritu universal que tratan de representar los Reyes Magos queda también reflejado en el sello de correos que ilustra esta felicitación: un ángel proclamando la armonía de vivir juntos, sea cual sea la raza, la religión o las ideas de las distintas sociedades que habitamos en el mundo.
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