UNA HISTORIA DE NOVELA

    Tenía un origen desconocido. Poco o nada se sabía de él salvo que procedía de un lejano rincón de Siberia, que se hacía pasar por monje y que pertenecía a una casta de monjes santones, que sumidos en la pobreza deambulaban de un lado a otro en busca de su destino. Rodeado de misterio, su vida y sobre todo su muerte es una mezcla de realidad y exageración.

    Fue el caso que tras la muerte del zar Alejandro III su hijo Nicolás fue coronado zar. Nicolás era joven, había sido educado en palacio y su escaso contacto con el exterior lo convertía en dependiente de su familia, en especial de sus tíos. Se había casado con una princesa alemana, Alicia de Hesse, que adoptó el nombre de Alejandra y le había dado dos hijas, pero no había podido engendrar un varón, necesario, según la ley rusa, para sucederle y evitar que su hermano Miguel fuera el heredero.

    Muchos fueron los intentos de los jóvenes zares por tener un sucesor. Al fin, de modo un tanto milagroso, la zarina quedó encinta. Un manantial, del que brotaba agua con propiedades extraordinarias, obró el milagro: Rusia tenía un zarevitch.

    Cierto día el zarevich Alexis sufrió un tropiezo mientras jugaba. El golpe fue tan grande que su cuerpo se vio salpicado todo él de manchas rojas. Los médicos pronunciaron un diagnóstico fatal. Era la hemofilia la causa de aquellas marcas y la curación era imposible. Por aquel entonces los zares conocían ya a un campesino de larga cabellera y penetrante mirada, con fama de santón, que comenzaba a tener una decidida influencia sobre ellos. Se llamaba Gregori Efimovitch Rasputin. La zarina Alejandra, recordando su fama de santón, mandó llamarlo, y Rasputin acudió a palacio, vio al niño y, tras una serie de invocaciones y gestos, el zarevitch recobró la salud.

    Fue lo necesario para que Rasputin entrara de lleno en la vida de los zares y dominara sus voluntades, en especial la de la zarina Alejandra. Su dependencia de él fue en aumento. Las malas lenguas rumoreaban, dentro y fuera de palacio, que el campesino siberiano y la zarina eran amantes. Rasputin entraba en los aposentos de Alejandra sin reparo y permanecía en ellos durante horas. Allí la zarina preguntó un día a su favorito por su futuro, pero Rasputin, que dijo conocerlo, se negó a contarlo. Hasta tres veces preguntó la zarina a Rasputin si era capaz de conocer su futuro, rogándole que se lo diera a saber. Rasputin siempre respondía que sí conocía su futuro, pero que no podía contárselo, que algo se lo prohibía, aunque sí le advirtió de una cosa:
    ─Si te separas de mí, en seis meses, perderás a tu hijo y la corona.

    Rasputin lo domina todo, hace y deshace en el gobierno, más aún cuando, comenzada la Gran Guerra el zar parte hacia el frente, y es la zarina quien manda hacer lo que Rasputin le ordena. El favorito de Alejandra pone y quita ministros, los intimida. Ya no es el santón de sus comienzos. Ahora es un ser caprichoso, dominado por la lujuria y la gula, déspota y maníaco.



    Los Grandes Duques deciden rebelarse. Le tenderán una trampa. Será el yerno del Gran Duque Alejandro, esposo de una sobrina del zar, el príncipe Felix Yusupov el brazo ejecutor de la conspiración. Yusupov fomenta la amistad con Rasputin, gana su confianza y por fin ganada ésta, reunidos un día, le ofrece un banquete. El 16 de diciembre de 1916 el príncipe Yusupov y Rasputin hablan y comen. El príncipe le ofrece pasteles y vino, unos y otro envenenados con cianuro. Rasputin come y bebe, pero parece inmune(1). Al fin, como si adivinara la traición, dirige al príncipe una escalofriante mirada. El príncipe Yusupov asustado saca su pistola y dispara. La bala atraviesa el pecho del monje, que se desploma. Todo ha terminado, pero de pronto Rasputin abre los ojos. Herido, con el rostro deformado, se incorpora. Yusupov aterrado no da crédito a lo que ven sus ojos y grita:
    ─Vive aún, disparadle, disparadle.

    Los conspiradores, pendientes de lo sucedido en las dependencias de palacio, acuden y descargan sus armas sobre el convulso cuerpo de Rasputin. Ahora sí. Están convencidos de la muerte del santón, envuelven su cuerpo en una manta y en el automóvil del príncipe lo trasladan hasta el río Neva, a cuyas aguas heladas lo arrojan(2).

    Pocos meses después triunfa la revolución y los augurios de Rasputin se hacer realidad. El zarevich Alexis y toda la familia imperial es asesinada, y la dinastía de los Romanov extinta.


(1) La leyenda cuenta que el astuto Rasputin, previendo los atentados de sus muchos enemigos, tomaba pequeñas dosis de cianuro a fin de habituar su organismo al veneno y conseguir la inmunidad, sin embargo una de las hipótesis más aceptada de esta resistencia a los efectos del veneno se basa en el alcoholismo de Rasputin, que pudiera ser impidiera una total absorción del cianuro.

(2) Unos días después el cuerpo de Rasputin fue encontrado. Los forenses examinaron el cadáver y determinaron que tenía los pulmones llenos de agua, y que había muerto ahogado.
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8 comentarios :

  1. Fascinante relato, monsieur! Lo hace usted interesantísimo y de lo mas ameno.
    Hay que ver hasta qué lamentables extremos puede llevar la superstición, y de qué modo se puede convertir en cadenas capaces de esclavizar a quien la padece. Qué despropósito. Aunque supongo que tambien la desesperacion de una madre se aliaba con la supersiticion, en el caso de la zarina.

    Feliz largo fin de semana

    Bisous

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  2. Era un ser oscuro, y de hecho, no sólo fue ese atentado el que sufrió, sino que creo, que fueron hasta ocho veces más las que intentaron eliminarlo. El poder que creo y los enemigos en la Corte del Zar, crearon muchas envidias, de ahí su asesinato directo.
    Muy buena entrada. Saludos¡

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  3. Vaya, me ha tenido usted intrigado todo el relato. Realmente este Rasputin parece un personaje de otro planeta si realmente era capaz de adivinar el futuro e influir de manera tan inexplicable en la familia Romanov. Para ser un santón, criado medio salvaje en la estepas rusas desarrolló una inteligencia envidiable, lástima que no se sepa muy bien para qué oscuros propósitos.
    Gracias y un saludo :-)

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  4. Desde luego las historias que se cuentan sobre Rasputín son alucinantes, que individuo más auténtico con sus luces y sombras, que suene Boney M y la canción que le dedicaron.
    Cordiales saludos.

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  5. Magnífica y amena descripción de las andanzas de Rasputin, con un tono de misterio que nos arrastra en su lectura. Siempre hubo débiles con poder y listos que se encaraman al poder, aprovechándose de la torpeza o debilidad de los gobernantes (Almanzor, Conde-Duque de Olivares, Godoy...). Estaba claro el final de Rasputin, pero siempre es mejor morir degustando pasteles. Además, la revolución era inminente, y ni su mágico poder
    podía impedirla. Un cordial saludo.

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  6. A Nicolás II le tocó la china en la ruleta rusa, nunca mejor dicho. Y ese Rasputín, medio monje, medio mago, era un jeta impresionante que le tenía sorbido el seso a la zarina.
    Un saludo.

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  7. La verdad es que Rasputín es un personaje ciertamente misterioso y duro de pelar (o duro de matar, como se prefiera). Sus amenazas se hicieron realidad, aunque no creo que fuese una cuestión de poder adivinatorio ni mucho menos. Creo que fue un farol para asustar a la zarina y así seguir utilizando su poder e influjo sobre ella. Que sus amenazas se hicieran realidad fue una mera casualidad provocada por hechos de mayor envergadura.

    Saludos

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  8. Al margen de la causa real que impidió su envenenamiento, al parecer Rasputín gozaba de una "naturaleza" fuera de lo común...

    Muy triste el final de la Familia Imperial rusa. Don Alfonso XIII, que trazó un plan para salvarla, quedó abatido y traumatizado tras ver fracasar éste...

    Un cordial saludo. Buenas noches.

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