UN REINO IMPOSIBLE

     Boris Skossyreff decía haber nacido en Vilna en 1896. Siendo por tanto rusa su nacionalidad lo cierto es que era un ciudadano del mundo. A cambio de dinero prestó servicios a varias naciones y se creó una identidad aristocrática a costa de la mismísima reina de Holanda, de la que decía le había concedido el título de conde de Orange.

     Boris había estado en los primeros años de la década de los treinta en Mallorca, donde se dio a conocer a las autoridades de policía de la forma que menos conviene: presunto de casi todo. Estaba casado con una francesa, pero tenía una amante, norteamericana y rica. Su nombre era Florence Marmon y con ella fue con la que, en la primavera de 1934, se presentó en Andorra con la intención de convertirse en rey de aquel pequeño país.

     Hay versiones que cuentan que el aspirante convenció a casi todos los consejeros para que le proclamaran rey, pero que uno de ellos no se dejó embaucar por el farsante, que avisó al copríncipe español, el obispo de la Seo de Urgel, y éste tomó las medidas oportunas para neutralizar al impostor.

     Sin embargo, parece que las cosas sucedieron así sólo en parte: los andorranos dueños de un país pobre, mantenido únicamente con el cultivo del tabaco y poco más, vieron llegar al pretendiente y lo despidieron con cajas destempladas.
 
Seo de Urgel
Aspecto del Hotel Mundial de Seo de Urgel anterior a su reforma.
Fotografía realizada por el viajero a mediados de los años noventa.
      
     Boris, que ya se ha autonombrado Boris I, parte hacia el exilio. No le conviene perder de vista su nuevo feudo, así que no se aleja demasiado. Se instala en la Seo de Urgel, apenas a doce kilómetros de la frontera del país del que ha sido expulsado. El hotel Mundial se convierte en su palacio en el exilio. Comienza a dar entrevistas a cuantos periodistas se acercan a él con papel y lápiz. Anuncia al mundo lo que ha ofrecido a los andorranos: sacar el país de la pobreza, atraer capitales extranjeros que conviertan al principado, bajo su reinado, en una próspera nación llena de hoteles, casinos y negocios de todo tipo. Redacta una constitución y ordena la edición de diez mil ejemplares. En sus diecisiete artículos él, Boris I, dando una apariencia parlamentaria a su nuevo régimen se reserva facultades casi absolutistas. Corre el rumor de que está organizando un ejército financiado, como no, por su ricachona amante americana con el que está dispuesto a recuperar el país que nunca ha tenido. Pero todo va a resultar un sueño. Uno de los ejemplares de la Constitución redactada por Boris llega a manos de don Justí Guitart Vilardebó, el obispo de la Seo, uno de los copríncipes de Andorra, que parece dispuesto a tomar medidas. Tan deprisa y eficazmente que, casi de inmediato ─según cuenta en la edición del día 22 de julio de 1934 el corresponsal del periódico La Vanguardia destacado en la zona─ tres números y un sargento de la Guardia Civil se presentan en el Hotel Mundial. Sus órdenes son precisas: detener a Boris Skossyreff y trasladarlo a Barcelona. Y así sucede, el reyezuelo es detenido. Dicen que aún tuvo tiempo de firmar un decreto declarando la guerra al obispo de la Seo de Urgel. El caso es que en Barcelona es embarcado en un vagón de tercera con destino a Madrid. Dicen que el "monarca" se queja.
     ─No es tercera la categoría que conviene a un rey, aunque no tenga reino.
     Después, la condena y la expulsión de España. Su destino es Lisboa. Un exilio dorado hasta un nuevo intento. Otra vez al asalto de Andorra, como otros, porque Boris no fue el único aspirante al trono andorrano.

Don Justi guitart Vilardebo
En la base del monumento existe una placa.
Mons. JUSTI GUITART
BISBE D'URGELL I
COPRINCEP D'ANDORRA
1920-1940

     Por esta época hubo otro pretendiente. Residía en Checoslovaquia, y también quiso ser rey de Andorra. Se llamaba Charles Wonnes e hizo una propuesta formal. Ofreció su cabeza para poner sobre ella la corona del pequeño país. A cambio, a tocateja, entregaba tres millones de pesetas, cantidad considerable en aquellos tiempos, y prometía dar un impulso a las carreteras y demás obras públicas. Éste, a diferencia de otros, mostraba un talante de rey muy democrático, pues aseguraba estar dispuesto a someter su continuidad mediante un referéndum a los cinco años de reinado para comprobar el amor de su pueblo. Desgraciadamente para Marius I, que así esperaba ser llamado por sus súbditos, no obtuvo el cariño de los andorranos ni siquiera durante cinco minutos y tuvo que desistir de su empeño.
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21 comentarios :

  1. Es novelesco. Y de una época bastante desquiciada.

    Saludos.

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  2. Me parece increíble. Me llama la atención la reacción inmediata del copríncipe, el obispo de Seo de Urgel. Por cierto, según creo sigue habiendo dos copríncipes: el obispo de Seo Urgel y el presidente de Francia.
    Un saludo.

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  3. Desconocía absolutamente estos acontecimientos y debo decir que son de lo más curioso, parecen incluso de novela.
    Dicen que nunca te acostarás sin saber algo nuevo, esta vez gracias a usted se va a cumplir este dicho.

    Muchas gracias :-))

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  4. No conocia esta historia y me ha resultado interesantisima, gracias por acercarla hasta mosotros
    Un abrazo
    Stella

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  5. Fantástica y rara? la historia que nos presentas. La desconocía totalmente, pero me ha hecho rememorar un viaje que hice hace años a la Seo de Urgel, y yo, como que me ha gustado...;)
    Saludos, Desde...

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  6. Ay qué cosa tan curiosa, monsieur!
    Una historia interesantísima. O sea, que no solo se pueden comprar islas, sino también coronas. Y por tres millones de pesetas! Ya, ya se que hoy día sería bastante mas, pero así y todo suena asequible :9

    Buenas noches, monsieur

    bisous

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  7. Oh, me gusta más el primer candidato, desde luego y el obispo...bien se podía haber gastado las pesetillas y madarlo a Lisboa en primera...

    No tenía ni la más remota idea de toda esta historia dlt, la he disfrutado mucho.
    :-)

    Besos

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  8. Parece que los andorranos no estaban por la labor de que un vivales, o dos, según se mire, se proclamara rey de su territorio, con el "plátano" de procurar el desarrollo del lugar. Muy curiosa la entrada que nos traes hoy.
    Un saludo.

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  9. Una historia muy pintoresca. eso de querer ser rey por las buenas, sin reino alguno. Parece un virus contagioso.
    Un abrazo

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  10. Impresionante. Historias como estas no se leen todos los días (o noches). Todo un descubrimiento el que me revelas. ¿El otro co-príncipe de Andorra, el presidente de la Republica Francesa, llegó a tomar cartas en el asunto?

    Saludos

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  11. Realmente alucinante, no que unos tipos locos se declaren reyes de Andorra, sino la detención de Boris, sus diferentes traslados y la expulsión de España, todo a costa de las arcas del estado, buena manera de provocar un exilio. Me lo estoy pensando.
    Un abrazo.

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  12. Me ha parecido estar leyendo a Ionescu, sobretodo en lo que se refiere a Boris...

    Hay gente extraña en el mundo, dispuesta a todo.

    Saludos Marqués

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  13. Disfrute de esta rara historia de la que nada sabía y gracias a este post descubro con grata sorpresa y estupor!
    saludos!

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  14. Menudos personajillos, se pensaba esta gente que el dinero y los buenos hablares bastaban para ser Rey, olvidando la legitimidad y la sangre...pretendían ser reyezuelos como los impuestos por las potencias coloniales en África, siendo el tan de moda estos Idris I de Libia un claro ejemplo.

    Un saludo.

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  15. Pues sería todo lo farsante que fuera... pero al final Andorra salió adelante con negocios muy parecidos a los que anunciaba el autoproclamado Boris I

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  16. Tampoco le falta razón a José Luis... pero los andorranos por lo menos no tuvieron que soportar al aventurero, ni a la familia que vendría detrás.
    Muy interesante.
    Un abrazo

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  17. Sí que parece novelesca todas las peripecias de este Boris I por ser rey de Andorra, pero la historia está llena de sucesos como éste. Menos mal que los andorranos se dieron cuenta de lo impostor que era. Excelente entrada, porque aprendo cosas que desconocía. Un cordial saludo.

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  18. Lo que debían de tener estos personajes, dada su trayectoria vital, era mucha cara, porque seguro que Boris I a chuleta no le ganaba nadie. Se sacó una corona del bolsillo y si nadie lo hubiera remediado se hubiese hecho con el trono de un país con el que no tenía absolutamente nada que ver.

    Saludos

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  19. Me ilustro con tu entrada DLT, luego pienso, reflexiono, concluyo:¡Pero si esto lo conozco!¡Pero si continúa sucediendo! ya no, quizás, entre las intrigas palaciegas de principios del siglo XIX, mas sí en los ámbitos políticos del siglo XXI. Un gusto leerte, amigo.

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  20. No sabía nada de esto. Y la verdad es que es un caso muy curioso.
    Me ha parecido muy interesante.
    saludos.

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  21. Curiosa, maravillosamente redactada y muy interesante historia, lo desconocia totalmente, a partir de ahora me acordaré del tal Boris, cuando vaya a Andorra, lugar que me encanta y donde suelo ir todos los años.


    Enhorabuena!

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