No es ésta una historia que figure en los libros de texto, no es muy antigua, y los hechos contados apenas acaban de dejar de ser letras impresas en papel prensa; tampoco han influido en la marcha del mundo, sin embargo, sí son testimonio parcial de la forma de ser y sentir de la sociedad en la que las protagonistas vivieron. Es otra historia: la “singular”, o quizás debería decirse plural, historia de dos mujeres de inseparable destino.
Se llamaban Daisy y Violet Hilton, nacieron en Brighton, Inglaterra, en 1908, y eran siamesas. Nacieron unidas por la parte inferior de sus espaldas y, de alguna manera, la comadrona que ayudó a que vinieran al mundo logró hacerse con la tutela de las niñas, comprándoselas a la madre, que puede las hubiera concebido durante alguna breve relación con resultado poco deseado. La desaprensiva dueña, que se hacía llamar Tía, y su amante, que era llamado Señor por las niñas, las criaron y las explotaron exhibiéndolas en los circos de todo el mundo. Las tenían sometidas y sujetas a constante vigilancia para que no escaparan, pero también las educaron para su propio beneficio. Una aprendió a tocar el violín, la otra el piano. Así, haciéndolas trabajar en espectáculos circenses, Tía y Señor llenaban sus bolsillos, mientras a ellas, para evitar su fuga, no se les permitía tener cantidad alguna.
Señor era dado al juego, y cierto día participó en una partida de cartas. No debían irle bien las cosas o era costumbre suya, el caso es que fue pillado en trampas, y uno de los jugadores engañados, hábil con el cuchillo y resuelto a usarlo, decidió que Señor no volviera a casa ese día. Pero la ausencia de Señor no mejoró la suerte de Daisy y Violet. Cuando tenían dieciséis años murió Tía y pasaron a depender de su hija y del yerno de la difunta, un funambulista, al que se vieron obligadas a dar también el tratamiento de Señor. Sus nuevos amos las vigilaban como lo hicieron los antiguos para evitar que escaparan, y las siguieron explotando tanto o más que aquéllos.
En aquellas primeras décadas del siglo XX proliferaban las bandas de jazz, así que las jóvenes fueron obligadas a tomar clases de saxofón. Un día, estando en clase, fingieron sentirse enfermas, logrando escapar con el poco dinero que a escondidas habían podido ahorrar, y se presentaron en el despacho de un abogado. Éste, al ver que eran mayores de edad, tomó la defensa de las jóvenes. El asunto, como es natural, alcanzó gran notoriedad, despertando un inusitado interés y la prensa de la época dio cuenta de todos los detalles del caso, hasta que, al fin, victoriosas, quedaron libres.
La nueva vida presentó para ellas nuevas aspiraciones. La de enamorarse una de las principales. Sí, eran unas muchachas guapas, pero fatalmente inseparables; y eso no gustaba a los pretendientes. Tuvieron varios a los que trataron de convencer para que guardaran turnos, pero si ninguna de las dos se acostumbraba a sentir a su hermana coquetear con sus pretendientes, la incomodidad de los enamorados no era menor y al final todos acababan desistiendo. Entonces, decidieron que lo mejor sería tener las citas simultáneamente. Lograron enamorar a dos muchachos: un director de orquesta llamado Maurice Lambert y un guionista de cine, James Moore. Al ir a solicitar las licencias de boda encontraron dificultades en todos los Estados que visitaban en los que les advertían que, debido a su especial fisionomía, no les concedían las licencias por considerar dichos matrimonios indecorosos y contrarios a las buenas costumbres. Por fin, en Texas, obtuvieron las licencias y pudieron celebrar las nupcias con sus novios.
Pero los matrimonios contraídos tampoco dieron buen resultado. Maurice y James trataron de aprovecharse de las gemelas y ellas, escarmentadas como estaban, acabaron divorciándose de sus interesados esposos.
En los años treinta participaron en la polémica película "Freaks", cuya trama transcurría en un pequeño circo donde compartían situaciones con otros personajes malformados que trabajaban en el mismo. Años después, aún interpretarían algunos papeles más en otras películas, hasta que quedaron arruinadas tras un montaje teatral, y se colocaron como dependientas en una tienda de Charlotte, Carolina del Norte. Tras varios días de ausencia al trabajo, se acudió en su busca al domicilio en el que vivían. Las encontraron muertas a causa de la gripe de la que había enfermado una de ellas.
Qué lástima de vidas,monsieur. Pero al menos se tuvieron la una a la otra, y además consiguieron su ansiada libertad. Quiero creer que tuvieron buenos momentos en medio de su desdicha.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Que espanto. Menos mal que algo hemos evolucionado. Hoy esto sería inconcebible. Me imagino lo que sufrirían las pobres día a día sopñando con esa libertad que les fue negada una otra vez. La vida puede ser muy cruel
ResponderEliminarBss
Que vida mas atormentada tuvieron Daisy y Violet, en cada etapa de su vida parecía que la vida les iba a sonreír y al final muertas por una gripe, ni con ella tuvieron suerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Pero que vida más "jodida", con perdón, llevaron las pobres, no me quito de la mente el bebé con dos cabezas que nació hace poco en Brasil.
ResponderEliminarHistorias menudas de la historia: pequeños hechos que conforman una sociedad, como bien explicas, pero muy tristes, y es que la sociedad está compuesta de gente sufridora y de historias tristísimas, esas que no suelen aflorar en los titulares de nada.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte DLT, y feliz año nuevo, bisiesto y olímpico.
Una historia realmente triste, pero ese final era el esperado, porque la libertad, el derecho a la intimidad, a la propia realización personal está reñido con esa realidad física no deseada. Una historia abocada a terminar como terminó, mal.
ResponderEliminarUn saludo.
Vi la película de Tobe Hooper, y es sencillamente "freak", de hecho, allí se acuñó la palabra aunque lo que tuvieron que pasar esas dos almas unidas por el cuerpo, debió de ser insufrible.
ResponderEliminarUn abrazo¡¡
Una triste vida la de estas siamesas...quizás hoy en día pudieran haber sido separadas y haber llevado una vida normal cada una por su lado.
ResponderEliminarUn saludo.
Me gusta mucho "FREAKS". La historia de Daisy Y Violet es oscura y terrible pero como dice Madame, al menos se tuvieron la una a la otra y, añado yo, tuvieron la música.
ResponderEliminarTe dejo un
Y un besazo,claro
grrrr, grrrr, grrrr
ResponderEliminardespués de "un" iba un link a un post que me gusta mucho sobre Freaks, de un blog que me gusta todavía mucho, un blog-escuela
Mala vida hubieron las pobres hermanitas. Eso de tener el destino dependiente una de otra fue terrible. Pero en fin un lección a aprender por los de personalidad dependiente y los que no saben lo que es la libertad cuando la tienen y no saben disfrutarla.
ResponderEliminarSaludos DLT.
Todo esto es triste y con un fuerte tono absurdo. Y lo más trágico es que pasó de verdad. Es una entrada para pensar en que quizás Hobbes no iba muy descaminado en su descripción de la condición humana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querido Dlt, historias tan terribles como la que nos traes en esta ocasión nos hacen pensar en que los dioses juegan, desde las alturas del Olimpo, con la vida de los humanos con negligencia y absoluta despreocupación. ¡Si es que a veces ya nos es difícil que una sola alma ocupe un solo cuerpo! Ya lo decían los antiguos griegos, "sóma, séma", cuerpo, tumba, y en este caso, más real que nunca.
ResponderEliminarMil bicos navideños, amigo.
Tuvieron una vida lamentable, las pobrecillas. Y es que nacer con rareza o deformidad confinaba a un destino de maltrato y vida errante cuando no peor final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tristísima historia que se repetía lamentablemente con mucha frecuencia en los circos de aquellas épocas.
ResponderEliminarAl menos eran dos y se hacían compañía.
Un abrazo.
Triste vida. A ver cuando aprenderemos que la vida es vida sin importar en que envase venga, y que debemos respetarnos y ayudarnos los unos a los otros. Sin importar cual sea nuestro envase. Este mundo es de todos, y todos tenemos derecho a disfrutarlo como queremos, sin lastimar a los demás.
ResponderEliminarUn Saludo Dlt.
Uriel
Siempre hay desaprensivos que se aprovechan de las debilidades o malformaciones de otros, me trae a la memoria la película de "el hombre elefante". Un final para los dos después de haber compartido durante su vida todo.
ResponderEliminarMuy interesante esta historia.
Un abrazo.
No creo que esta historia aparezca en los libros de texto pero es pura "intrahistoria", no de los grandes acontecimientos sino de la trama del cotidiano vivir que, no por ello, es historia menor.
ResponderEliminarTremenda historia.
Un abrazo y feliz año, Dlt.
Triste vida y que decir del egoísmo de ciertos desaprensivos que utilizan la debilidad como fuente de ingresos.
ResponderEliminarEn fin así somos los humanos.
Un saludo.
Hola Marques:
ResponderEliminarUna vida dura y difícil, sobretodo en aquellos años.
Murieron de una forma triste, porque imagino que la enferma murió primero y la otra murió de tristeza...
Feliz Año Marques. Solo éxitos espero que cuente
Saludos
Un relato estremecedor, las pobres no llevaron una vida normal.
ResponderEliminarUn fuerte saludo
fus
Una historia verdaderamente terrible. Yo no creo eso de que por lo menos se tuvieron la una a la otra. Mucho mejor si no se hubiesen tenido de esa forma. Feliz año
ResponderEliminarhttp://desdemimejana.blogspot.com
Eran tiempos duros, nada que ver con estos... o sí, me gusta pnsar que no.
ResponderEliminarFeliz 2012, Saludos
Feliz año nuevo, monsieur!
ResponderEliminarDisfrute de la fiesta, que ojala sea inolvidable y marque el comienzo de un hermoso año.
Bisous