ASTORGA

    Cuando el viajero llega a Astorga es día de mercado. La localidad está llena de gentes y los vehículos tienen prohibida la circulación por el centro, así que el viajero deja su coche donde puede y caminando llega a la catedral. Tiene ésta el título de apostólica, no por haber sido creada por un apóstol, pero casi, porque parece probado que fue fundada en el siglo II de la era cristiana.

     Sus dos torres barrocas, altas como gigantes, dan paso a un templo gótico, con tres naves altísimas. El viajero pasea por el interior. Llama su atención la sillería del coro, extraordinaria filigrana en madera de nogal, y de las muchas capillas que hay en su interior, aparte de la capilla mayor, obra de Gaspar Becerra, una en especial le mantiene con los pies pegados al suelo durante un buen rato. Es poco conocida, no se menciona en libros ni folletos turísticos, no sabe el viajero quien la hizo, y es casi seguro que nunca llegue a saberlo, pero esto no le impide disfrutar viéndola. Está en la nave del evangelio, en el lateral del coro. Es una capillita, más bien un altar con su retablo, y guarda una Virgen que tiene, como todas, al niño Jesús en uno de sus brazos y en el otro, como casi ninguna, un pajarito, bastante grande, quizá algo desproporcionado, puede que no sea muy bonito, pero… que más da, allí está, bajo la protección de la Virgen.

Astorga. Palacio episcopal


     Al salir no tiene que andar mucho para ver el palacio arzobispal, que se llama así, aunque nunca sirvió para eso. Encargó su construcción el obispo Juan Bautista Grau Vallespinós, y el encargo se lo hizo a Gaudí, aunque no fue el arquitecto catalán quien lo terminó de construir sobre el lugar donde estuvo la antigua residencia episcopal, destruida por un incendio. En esta antigua residencia había estado Napoleón Bonaparte cuando se enseñoreaba por media Europa y ponía su bota sobre la piel de toro. Había desalojado al obispo de su residencia para ocuparla él y su séquito, y esto no gusto ni al obispo, como es natural, ni a sus parientes. Se dice que uno de éstos, molesto por el agravio cometido sobre su excelentísimo familiar, penetró en el palacio, armado y con intención de eliminar al dueño de Europa. Naturalmente fracasó en su intento y la invasión de España prosiguió. Un año después, en 1810, el cabo Tiburcio, aunque tal grado militar no está confirmado que lo tuviera, hizo alarde de heroísmo frente al invasor. Sable en mano dio cuenta, junto a las murallas, de muchos franceses antes de ser abatido, según unos; reducido, juzgado sumarísimamente y ejecutado, según otros. Tanto da que sucediera una u otra cosa, el caso es que a Tiburcio Álvarez, que tal es su nombre y apellido, y el viajero lo pone por escrito para mayor homenaje suyo, se le recuerda como héroe de la resistencia ante los franceses. El viajero verá una conmemoración de esa resistencia maragata en forma de león puesto en la plaza de Santocildes, la plaza que lleva el apellido del general español que defendía Astorga aquellos días, al que todo el mundo conoce no sabe si por dar nombre a la plaza o por ser general y no cabo.

     El viajero se asoma a los jardines del palacio arzobispal, contempla los restos de las murallas, restos de su pasado romano y rápido sale a la calle. Debe darse prisa, falta poco para el mediodía y tiene una cita con Juan Zancuda y Colasa en la plaza Mayor.

Juan Zancuda y Colasa


     En la plaza no cabe un alfiler. Es día de mercado. Todos andan ocupados en mirar y remirar entre los puestos. El viajero se acerca como puede, zigzagueando entre los puestos del mercado, hacia el ayuntamiento que preside la plaza. Es un edificio barroco, con dos torres, como la catedral. Está allí desde que en mil seiscientos y pico comenzara su construcción, aunque no fue hasta mediados del siglo dieciocho cuando los autómatas vestidos a la usanza maragata fueron colocados para avisar de las horas a los vecinos. Llega el mediodía y Juan Zancuda y Colasa alternan en los golpes que hacen sonar las campanas del reloj municipal. El viajero entre toque y toque mira a la gente, casi nadie mira a los indolentes autómatas, el mercado absorbe las energías de la gente que trafica en una plaza, amplia, porticada, destinada a esos menesteres mercantiles y también o otros más lúdicos. El viajero desconocía y hace poco, ya lejos de Astorga, ha sabido que también allí se celebra una fiesta típica del otoño: el Magosto, con las castañas y el fuego como protagonistas.

     El viajero pasea un rato por calles y plazas. Astorga es Camino de Santiago por partida doble. En ella coinciden el tradicional Camino Francés y la nacional Vía de la Plata, que a partir de aquí se funden en camino único en busca del sepulcro del apóstol Santiago, el que aparecido a lomos de caballo blanco ayudó a los cristianos en la batalla de Clavijo, pero eso es otra historia.
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27 comentarios :

  1. No tengo la suerte de conocer esa localidad, pero no rechazo la idea de visitarla, sobre todo por el famoso palacio arzobispal que inició Gaudí.
    Un saludo.

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  2. ¡Ñam! Magostos, ¡que costumbre más buena! ¿y cocido maragato no? El cocido maragato tiene truco hay que pedir para tres si váis cinco. Está buenísimo y también tienen un chocolate espectacular y a pesar de los magostos y del cocido y del chocolate y de la noche bruja de los carnavales, que es una pasada a mi no me gusta Astorga, nada, es menos feo que La Bañeza(yo siempre haciendo amigos, jaja) pero igual de deprimente. Lo que si me ha gustado mucho es como la ha mirado el viajero. Un beso dlt

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  3. Es impresionante el legado histórico y monumental de esta ciudad. El Camino de Santiago, como dices, contribuyó en gran manera a ello.
    La catedral es magnífica pero según se sube a esta plaza donde se ubica, quizás lo que más sorprende al turista, es ese espléndido palacio iniciado por Gaudí.
    Sin lugar a dudas, Astorga es una joya como estupendamente has descrito conjugando historia y literatura en tus palabras.
    hermosa entrada.

    Saludos.

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  4. Una ciudad interesante que no tengo el agrado de conocer.
    Ya me habían hablado de su catedral.

    Saludos Marqués

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  5. Buenísima explicación de un envidioso recorrido por una población com es Astorga.Y lo de Alvarez, ahí está, como decimos, con un par.El verdadero soldado español que no soporta afrentas, y que se bate contra el enemigo, a sabiendas de su seguro fin.
    El palacio, fastuoso, me ha gustado.
    Un abrazo, Desde...

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  6. Astorga es maravillosa, recuerdo que quedé impresionado la primera vez que la visité y aún hoy no dejo de entrar siempre que puedo al maravilloso palacio Episcopal de Astorga abra de Gaudí y contemplar su bellísima exposición de esculturas de madera policromada y de orfebrería renacentista y barroca (no se si es permanente o temporal)

    Si la escursión se acompaña posteriormente de un buen vino y un cocido maragato mejor que mejor :-)

    Me encanta leer su blog, es como estar de nuevo paseando por aquellas tierras.

    Un abrazo :-)

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  7. Maravilloso recorrido por Astorga. Además, no hay que olvidar que conserva un cuidado pasado romano, por lo que el visitante, si no acaba de saciarse con los magníficos monumentos que has citado, puede solicitar una visita guiada por su pasado romano, algo que no tiene desperdicio.

    Un saludo!

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  8. Lo del pariente del Obispo, dispuesto a vengar el honor familiar, arrancádose contra Napoleón me parece, de verdad, español a más no poder.

    Y por supuesto el cabo Tiburcio cuenta con todas mis simpatías.

    Espléndida entrada. Sí señor.

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  9. Estuve en Astorga en un viaje a Galicia hace unos años, y la recuerdo tal como nos la narras: maravillosa la catedral y esa sillería de coro de Gaspar Becerra, obra maestra del Renacimiento. Y también se le van los ojos a uno detrás del Palacio Arzobispal, genuina obra neogótica, encargada por el obispo Grau a Gaudí, amigo personal del arquitecto. Lo que no sabía era que en ese lugar se quedaba Napoleón.
    Gracias por ilustrarnos con este capítulo de tus viajes. Saludos afectuosos.

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  10. Astorga, una de las etapas en mi Camino. Tengo buenos recuerdos, y me pareció preciosa. Espero que no será la única vez que pase por ella.
    Un abrazo

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  11. He visitado Astorga en dos ocasiones y las dos tuve la mala suerte de no poder visitar el interior de la catedral. Esta ciudad es arte puro en las calles, con una larga historia de acontecimientos. Me ha gustado tu explicación y la forma de contar tus descubrimientos. Merece la pena hacer un alto en nuestro camino y pisarla poco a poco. Además hay una tienda de dulces típica que está escondida en una calle que sale a la derecha de la plaza donde venden unos dulces artesanos muy buenos, no recuerdo el nombre de la tienda pero sé que los dulces se llaman los merles y son más ricos que los famosos mantecados. Sin olvidar el cocido maragato.
    Muy buena entrada, me has animado a repetir la visita a Astorga.
    Un abrazo.

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  12. Hola!! Como me gusta tu blog, me haces recordar por las ciudades que he pisado, años A jaja!!
    Gracias
    España es preciosa, nunca
    he encontrado ni un solo rincón que no tuviese belleza .Como hoy nos presentas Astorga.
    Con ternura
    Sor.Cecilia

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  13. No tengo el placer de conocer Astorga, pero usted me ha dado un retrato muy evocador.
    Y al fin se de donde viene aquello del "Cabo Tiburcio", tantas veces oido y tantas desconocido.

    Que tenga un buen dia.

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  14. Yo también debo halagar el cocido maragato; pero, al contrario de alma, recomiendo una ración para cada uno. Eso sí, dipuestos a resistir como el tal Tiburcio ante los franceses.
    Ante un cocido maragato no se hacen prisioneros: hay que vencer o morir en el intento.
    Abrazos, dlt.
    Hermosa entrada.

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  15. Hace tiempo que tengo en mente ir a Astorga. Creo que su catedral bien merece una visita, así como su cocido maragato:)
    Este avence tuyo anima a hacerlo
    Un abrazo y feliz semana

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  16. Astorga me recuerda mi infancia, un viaje familiar por aquellas tierras, con momentos que se han quedado grabados. Curiosamente creo que después nunca regresé.

    Buenas noches, monsieur

    Bisous

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  17. Yo de Astorga recuerdo fundamentalmente las mantecadas que me comí, ¡cielos estaban para ponerles un piso!
    Un saludo

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  18. Llego a tu blog de la mano de Katy y como me ha gustado lo que he visto me propongo seguirte.
    Me ha llamado la atención el reloj de Astorga. Hace poco publiqué en mi blog algo sobre los relojes de Laguardia y Ciudad Real. Este lo desconocía.
    Saludos

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  19. Un dñia, hace ya algunos años, decidimos unos amigos y yo hacer un viajecito a la ciudad de León para visitar la Casa de los Botines y la catedral, además de San Isidoro. Como terminamos pronto de nuestro acercamiento nos acercamos sin prepararlo a Astorga. ¿Sabes la sorpresa que nos llevamos? Primero por ver esa catedral tan magnífica, despues por quedarnos boquiabiertos ante el retablo de Gaspar Becerra, para mí el mejor de España junto con el de Gregorio Fernández de la Catedral de Plasencia, y por último (porque no nos dio tiempo a mas) por visitar ese castillo de cuento de hadas construido por el arquitecto de los sueños, Gaudí.

    Saludos

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  21. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  22. No la conozco Astorga y como me ha gustado lo que veo y cuentas algún día habrá que ir.
    Saludos.

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  23. Merece la pena la visita, esas piedras parece que hablasen, es un lugar muy bonito para perderse durante unas horitas.
    Un beso

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  24. No conozco Astorga pero leyéndote es como si uno estuviera ahí, siempre es un placer recorrer la piel de toro de tu mano...cuán diferente habría sido la historia de Europa si aquel hombre hubiese conseguido matar al Gran Tirano Corso!

    Un saludo.

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  25. Magnífico Blog amigo, lleno de calidad y variedad, un absoluto placer pasear por tu blog y muchas gracias por acercarte al mío. Un cordial saludo

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  26. Brillante narracción de Astorga. Tan solo la conozco através de libros y documentales. Nunca la llegué a visitar, a partir de ahora me la dejo como una asignatura pendiente.

    Un abrazo

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  27. Enhorabuena por esta mirada a tan bella ciudad, que nos ha acercado a todos.Quedan otros tesoros por relatar, dos muy importantes como el mejor Museo del Chocolate, en un palacete modernista que fue fábrica de tal producto, y la Ruta y Museo romanos (un recorrido por las cloacas y los restos de la ciudad soterrada).

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