Hace un año, para felicitar las
fiestas navideñas a todos los amigos y seguidores de este blog, relaté una
corta anécdota del rey Carlos III, en la que por unos momentos Dios parecía
servirse de él, convirtiéndolo en Rey Mago de un paje suyo, al que hizo la
gracia de ayudar.
Hoy, para felicitar de nuevo las
fiestas, traigo otra corta historia, fantástica, fruto de la imaginación de
Tagore, pero igualmente llena del espíritu que cualquier religión y en
cualquier tiempo anima a las personas de bien.
Refiere el relato que en cierta
ocasión marchaba un menesteroso por un camino, cuando a lo lejos comenzó a
vislumbrar una carroza toda dorada. Conforme se acercaba, el humilde mendigo se
preguntaba quién sería aquel rey de reyes que en aquella riquísima carroza era
llevado. Se preguntaba también si por fortuna, aquel rico señor, al cruzarse con
él, tendría la bondad de apiadarse y ofrecerle alguna limosna.
Cuando ambos encontraron sus
caminos, la carroza se detuvo y el señor que la ocupaba saludó al mendigo y le
pidió una ayuda. El infortunado caminante, incapaz de comprender algo, no daba
crédito a lo que sucedía; pero era hombre de buen corazón, y de su alma buena
brotó la generosidad. Abrió el saco donde llevaba sus cosas. Entre ellas había
unos pocos granos de trigo. Extrajo uno y lo entregó al dueño de la carroza
dorada, que partió siguiendo su camino. Cuando el mendigo llegó a su refugio,
tarde ya, tenía hambre. Abrió su saco, volcó su contenido y revolvió entre sus
cosas en busca de algo que comer. Entre los pocos granos de trigo que aún
quedaban en su saco vio uno que brillaba y lo tomó con sus manos. Era un grano
de oro. El premio a su generosidad.
He elegido para ilustrar esta felicitación una imagen del Niño Jesús poco corriente. Es el Niño Jesús y San Juan Bautista niño, pintado por Vicente Velázquez, en 1798, que se exhibe en el "Museo de la Ciudad" de Valencia, copia de otro, del pintor italiano del barroco Carlo Maratti. Es ésta mi particular forma de felicitarles las fiestas y dar las gracias a todos los amigos y seguidores que tan amablemente visitan este humilde blog dedicado a la historia y el arte.
He elegido para ilustrar esta felicitación una imagen del Niño Jesús poco corriente. Es el Niño Jesús y San Juan Bautista niño, pintado por Vicente Velázquez, en 1798, que se exhibe en el "Museo de la Ciudad" de Valencia, copia de otro, del pintor italiano del barroco Carlo Maratti. Es ésta mi particular forma de felicitarles las fiestas y dar las gracias a todos los amigos y seguidores que tan amablemente visitan este humilde blog dedicado a la historia y el arte.