Seguramente nunca quiso estar allí, pero alguien se empeño en ponerla, y así la vemos hoy, en un cuadro en el que parada sobre la rodilla de la Virgen está. Una mosca. Tal es su perfección que parece que en cualquier momento vaya a emprender el vuelo; y sin embargo lleva quieta, haciendo compañía a la Virgen, más de quinientos años.
No debió ser el pintor de la tabla, de nombre desconocido, quien la puso donde la vemos, sino algún ayudante travieso, tan desconocido como su maestro. Era frecuente que para impedir que algún insecto se posara sobre el cuadro, con pintura aún fresca, se encargara a algún ayudante del maestro que rondara el cuadro haciendo las veces de espantapájaros o por mejor decir de espantamoscas. Y seguramente el encargado de vigilar esta Virgen, por cuenta propia, decidiera dejar su insignificante gran marca para recordar su cometido.
Si quiere ver este cuadro de “La Virgen de la mosca” deberá ir hasta Toro. En la sacristía de la colegiata de Santa María la Mayor podrá disfrutar de esta magnífica tabla. ¡Dese prisa! La mosca lleva parada quinientos años, y pudiera ser que, cansada de estar quieta tanto tiempo, decida volar.
Hay casos en los que más que una travesura lo que vemos es una licencia histórica de un autor consagrado. En el museo del Prado hay un cuadro grande. Es “La familia de Carlos IV”. Fue pintado en 1.800 y en él Goya dispuso a toda la parentela real: al rey con cara bondadosa, a la reina con cara de marimandona y en el centro, al príncipe Fernando, muy jovencito aún, y a su lado el cuerpo de la futura princesa(1); también otros miembros de la familia de menor o casi ninguna importancia. Y es que hay personajes que pasan por la historia de puntillas, casi sin que se sepa lo que hicieron o lo que les correspondió hacer.
La familia de Carlos IV. Museo de la Ciudad. Valencia. Aguafuerte y buril (1885), por Bartolomé Maura Montaner |
Antonio de Borbón es uno de ellos. Había nacido en Nápoles, llegó a España con sus hermanos, cuando su padre, Carlos III, se convirtió en rey de España, y relegado de toda acción política, se dedicó a cazar, pintar, cuidar sus huertas y jardines y realizar bordados, cosa que le entusiasmaba. Ya maduro se casó con su sobrina María Amalia, una muchacha mucho más joven que él de la que poco se puede decir, pues ha sido ignorada por la historia más aún que su anodino consorte.
De este infante de España no puede decirse que fuera un valiente, ni siquiera un buen patriota, aunque, ocupando el lugar que le tocó en la línea sucesoria, y con el ejemplo dado por su hermano, el rey Carlos y su sobrino Fernando, entregándose a Napoleón, no es de extrañar que él mismo prefiriera continuar con la vida regalada de la que había disfrutado hasta entonces y se pusiera, como el resto de la familia, en manos del Emperador.
Persona “de talentos muy limitados y de muy débil carácter” como diría de él la reina en carta dirigida al general Murat, sólo cuando las tropas francesas rondaban ya España, dijo ser partidario de la resistencia, de permanecer en Madrid. Ningún caso se le hizo, y los reyes y el príncipe tardarían poco tiempo en acudir a la llamada de Napoleón, poniéndose, dóciles, en manos del Emperador.
Y, sin embargo, es entonces cuando, ya solo, en España, mostró un atisbo del carácter del que careció durante toda su vida: en ausencia de Fernando que, camino de Bayona, corría a la orden de Napoleón para reunirse con sus padres, aceptó la regencia, y después la presidencia de la Junta Suprema Central y Gubernativa del Reino, título que le duró menos de lo que se tarda en pronunciarlo. Poco más hizo. Reunido con su parentela, en Valençay vivió a cuerpo de rey sin serlo hasta la caída de Napoleón, volviendo a España donde siguió su apacible vida hasta el final de sus días.
Goya quiso dejar que la posteridad lo conociera por su pincel y así lo podemos ver hoy, como era en 1800, cuando ya viudo, don Francisco no quiso dejarlo solo en el cuadro y puso a su lado a María Amalia, su joven esposa(2), muerta hacía más de un año, cuando a resultas de un parto difícil vino al mundo un niño muerto que además convirtió en viudo al infante.
Y don Francisco la puso en el lugar que le correspondía, junto a su esposo, aunque no en el tiempo que le tocaba. Quizá por eso sea el único personaje que no mira al frente. Gracias al pintor de Fuendetodos sabemos como él recordaba que era, y por ello debemos darle las gracias.
(1) Al lado del príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII, Goya pintó una figura femenina con la cabeza girada y sin rostro, que se considera como el retrato futuro de la futura reina de España.
(2) De este personaje situado al lado del infante don Antonio hay discrepancias sobre si se trata de la infanta María Amalia, esposa de don Antonio, o de su hermana Carlota Joaquina, la hija mayor del rey. De la infanta Carlota Joaquina hay que decir que había contraído matrimonio en 1785, cuando contaba diez años con el futuro Joao VI de Portugal. Fue reina, emperatriz de Brasil y no volvió a ver a sus padres, los reyes de España. Tuvo nueve hijos: en 1797 a María Isabel de Braganza, que casaría con Fernando VII de España; en 1798 a Pedro, que sería rey de Portugal y emperador del Brasil, y en 1800, el año en el que Goya pintó el cuadro, a María Francisca de Braganza. Y aunque seis eran los hijos del rey vivos en 1800, Carlota Joaquina entre ellos, y no María Amalia, muerta un año antes; y seis los infantes pintados, hay autores que apuntan la posibilidad de que fuera ésta la retratada. Que sea el de este personaje el único rostro reconocible que, puesto de perfecto perfil, no mira al frente ha sido argumento para defender esta hipótesis.
*Del futuro Fernando VIII, varios artículos aquí publicados: “El saber no ocupa lugar”, “La niña que logró ser reina”, “Por la gracia de Dios”, recogen algunas de sus virtudes y miserias. Pocos reyes han tenido tan gran cantidad de motes como este rey.
Lo de la mosca vale.
ResponderEliminarEn cuanto a Antonio de Borbón, salvo verle en el cuadro, realmente era desconocido para mi.
Me sigue llamando la atención la mosca...
Saludos
Querido Dlt, me ha encantado esa mosca retratada "ad aeternum", inusitado honor para ese humilde insecto que nos ha quedado plasmado para la posteridad; y qué decir de ese Antonio de Borbón, más interesado por lo que se ve en el horaciano "Beatus ille..." que en los asuntos de alta política. La colocación de su esposa ya fallecida en el cuadro me ha recordado ese famoso "photoshop" del que fue objeto la fotografía de los Reyes con sus nietos como felicitación navideña de hace unos años, en la que por obra y gracia del retoque allí aparecían los que nunca estuvieron para el posado real. "O tempora, o mores", Cicerón dixit.
ResponderEliminarMil bicos, amigo mío, y excelente entrada, como nos tienes acostumbrados.
Sólo faltaba que yo fuese a ver el cuadro de la mosca y ésta, tras 500 años quieta, decidiera salir volando.
ResponderEliminarEn cuanto a lo del Borbón, no lo conocía, y me ha parecido muy curiosa la historia que nos cuentas.
Un abrazo DLT.
Qué curioso, monsieur, lo del retrato presunto de Maria Amalia. Es verdad, no deja de ser sorprendente que el pintor la retratara mirando hacia otro lado para que no se le viera el rostro. Apuesto a que quiso pintarla a ella, y como ya no podía posar para él, recurrió a esa argucia.
ResponderEliminarLo de la mosca... mire que hay aprendices traviesos! me ha hecho mucha gracia el detalle.
Buenas noches
Bisous
He visto el cuadro de la mosca, pero deconocia la historia del Borbón. Es cierto que la mayoría de los mortales pasamos sin pena ni gloria. Y entre los ilustres debe ocurrir lo mismo. Hay que hacer algo extraordinariamente bueno o malo para que seas recordado en la posteridad.
ResponderEliminarPero los pintores eran las cámaras fotográficas de la época y captaban detalles que a los demás mortales se les escapaban.
Un placer leerte.
Bss
Habrá que ir a Toro para ver la Virgen de la mosca. Muy ilustrativo todo. en tu línea.
ResponderEliminarSaludos desde mi mejana
Muy interesante, Dlt.
ResponderEliminarLa Virgen de la Mosca no solo es digna de ver sino también esa magnífica Colegiata de Toro (Zamora) que es una verdadera joya artística.
En cuanto al cuadro de goya, muy curioso ese detalle de la mujer con la cabeza girada y sin rostro, futura reina de España.
Me encantan los detalles de tu mirada.
Un abrazo.
Ni conocía la historia de la Virgen de la mosca, que queda apuntada para el proximo viaje al oeste de Castilla, ni la historia personal y política de D. Antonio de Borbón. Sé que sale retratado, pero no sabía que presidio la regencia cuando el deseado (entonces ya lo era) se fue a Bayona. Gran entrada, DLT. Saludos.
ResponderEliminarQué agudeza recurrir a una imagen sin rostro para completar el grupo familiar -de quien estaba aún por venir-. En cuanto a representar a la difunta, pues tiene su gracia porque Goya representó dos mujeres que no existían en la escena.
ResponderEliminarMe ha encantado la observación sobre esos detalles insignificantes que, muchas veces, son la parte importante de una historia.
Hoy salgo de este lugar con dos nuevos conocimientos uno sobre esa curiosa mosca y la otra sobre la historia de este Borbon tan desconocido.
ResponderEliminarSaludos.
Muy amena y entretenida la entrada, detalles que desconocía y personajes de la familia real que nunca había prestado atención sobre ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
He visto el cuadro de la mosca, dicen que es de la escuela flamenca y merece la pena verse, aunque lo que más llama la atención es el famoso insecto. En una ocasión pude ver la mosca con lupa y resulta maravilloso comprobar los detalles de la famosa mosca.
ResponderEliminarComo dice Marisa, no sólo hay que ir a Toro a ver el cuadro, sino la Colegiata y el pórtico de la Majestad, una auténtica obra de arte.
En cuanto al cuadro de la familia de Carlos IV, llama la atención que en primera fila esté un personaje con la cabeza girada, desconocía la existencia de este infante que pasó por la vida sin pena ni gloría.
Un saludo.
Es curioso, conozco a la mosca mucho más que Antonio de Borbón ya que soy asidua visitante de Toro y esa mosca es realmente digna de ver y es recomendable hacerlo antes de probar el vino jeje
ResponderEliminarUn beso
Esa mosca de la Virgen toresana, que estoy deseando ver (antes de degustar el vino de la tierra), me trae a la memoria la que un pintor francés posó sobre el globo terráqueo, sobre la cual algo dije en la entrada que me tomo la libertad de enlazar a continuación:
ResponderEliminarhttp://retratosdemedicos.blogspot.com/2011/10/la-leccion-de-geografia.html
Perdón por la autopropaganda. Enhorabuena, y un cordial abrazo.
Dos hermosas travesuras que recuerdan otras muchas de canteros artesanos en el tallado de figuras "impropias" en la fachada de una catedral, o del maestro solador que en la sevillana Plaza Nueva, frente al ayuntamiento, hizo con pequeños cantos rodados el escudo del Betis.
ResponderEliminarNingún Borbón es santo de mi devoción, exceptuando quizá Carlos III aunque por ser de la Casa de Francia ya me causa repugnancia, pero todos sus hijos me resultan del todo repelentes.
ResponderEliminarLo de la Virgen de la Mosca lo desconocía por completo.
Un abrazo
Amigo, que interesante la descripción que haces de estos cuadros, a veces, solo vemos en ellos los trazos del maestro, sus colores o lo mas resaltante que el pintor aya querido expresar en su obra, pero se nos escapan todos estos detalles, llenos de historia que nos ayudan a entender a su autor y el significado de su creación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero si contemplamos de nuevo el cuadro y medimos bien lo ancho, nos daremos cuenta de que no es el infante el que ocupa el centro exacto, sino el brazo morcillón y blanquecino de la reina. Así se las gastaba el amigo Goya quien, difuminado por la penumbra, se esconde en un segundo plano.
ResponderEliminarUn saludo.
Las moscas no son pintadas por casualidad, a veces cuando estan al lado de cosas caducas la mosca representa la muerte.
ResponderEliminarUn beso
me voy a permitir un chiste fácial, este Antonio vivió como un rey sin serlo... un chollo vamos, y Goya un genio hasta para estar al quite...
ResponderEliminarAh, pues me quedo con ganas de saber algo más de este Borbón. El hecho de pertenecer a la familia real no garantiza la capacidad de gobierno, y yo siento simpatía por otros como éste que pudieron llevar una vida a su gusto.
ResponderEliminarToro es una de mis asignaturas pendientes: espero que en una próxima visita pueda disfrutar de esa mosca.
Abrazos, dlt
Bien lo de la mosca lo conocía, la he visto. Los Borbones mejor no comento, no soy monárquico y menos aun partidario de los Borbones en toda Europa, de pena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hace usted un elegante ensayo. Y melancólico al citar a Doña Amalia.
ResponderEliminarSaludos.
Doy fe de que hace unos años la mosca seguía ahí, en la tabla, sin moverse, pero vaya usted a saber si en este tiempo no ha echado el vuelo. En cuanto al gran cuadro del insigne pintor de Fuendetodos, no sé qué decir. Sólo que cada vez que voy a Museo del Prado tengo unas ganas irresistebles de contemplarlo y siempre encuentro algo nuevo, un doble sentido. Y el "pobre" Carlos IV ahí, sin enterarse de nada. Creo que tendría que haber echado el vuelo en compañía de la mosca ante el desastre político de su reinado...
ResponderEliminarSaludos
Como siempre un relato muy ameno e interesante. Cada vez que leo uno de tus artículos me entero de cosas que desconocia. Es curioso como en muchos cuadros hay detalles que nos pasan desapercibidos. Siempre que voy a Madrid me acerco al Prado para ver los cuadros y siempre descubro cosas nuevas. Tras los detalles hay a veces historias muy jugosas.
ResponderEliminarUn saludo
Muy interesante ambas historias. Pero me ha gustado mucho más la de la mosca, es mucho más divertida aquella travesura, probablemente de algún joven bromista ayudante. Sin dudas me apurare a ver si llego a verla antes de que retome su vuelo.
ResponderEliminarPor otro lado, respecto de Antonio no sé qué decir, era un personaje desconocido para mí, muchas gracias por hacérmelo conocer. Por cierto, parece que esa dama que no muestra su rostro ha traído muchas teorías. Que lastima que Goya ya no este aquí para aclararlas.
Un Saludo.
Uriel
Me resulta curioso el cuadro de la mosca y del borbon ni de oidas, voy a buscar el cuadro a ver si encuentro la mosca.
ResponderEliminarSaludos
Sí, conozco el cuadro, he vivido en Toro, una gran ciudad histórica que merece visitar.
ResponderEliminarGracias por estar a mi lado
Con ternura
Sor.Cecilia
Interesante lo que nos cuenta sobre estos personajes y los detalles del cuadro. En mi caso he llegado a esta entrada por curiosidad de su titulo, ya que la pintura me gusta; y me ha sorprendido la referencia al cuadro LA VIRGEN DE LA MOSCA que hace un tiempo leí el libro de Enric Balasch (que por cierto me gusto mucho) en el explica (el porqué de esa mosca) desde entonces se despertó mi me curiosidad por el cuadro que hasta ese momento desconocía su existencia. Gracias por compartir caballero andante.
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