Antiquísimo, dicen que llegó contracorriente un nueve de noviembre de 1250, y que lo hizo milagrosamente, pues el río Turia bajaba muy crecido y aun así, la fuerza del río no pudo impedir que aquel crucificado, llegado desde las lejanas tierras de la antigua Fenicia, alcanzara la ciudad de Valencia. Así lo cuenta una crónica de 1672, recogida en 1709 por Joseph Vicente Ortí.
La figura, de enorme tamaño y peso, policromada, y en la que llama la atención la disposición de la cabeza, cuenta la tradición que fue tallada por Nicodemo, discípulo de Cristo, y que permaneció en tierras fenicias hasta la toma por los musulmanes de la ciudad de Berito, a la que había llegado desde Tierra Santa. Cuando los musulmanes tomaron la ciudad, como si de una nueva Pasión se tratara, las imágenes cristianas fueron destrozadas y mutiladas, arrojándolas luego al mar, también la tallada por Nicodemo.
La figura, de enorme tamaño y peso, policromada, y en la que llama la atención la disposición de la cabeza, cuenta la tradición que fue tallada por Nicodemo, discípulo de Cristo, y que permaneció en tierras fenicias hasta la toma por los musulmanes de la ciudad de Berito, a la que había llegado desde Tierra Santa. Cuando los musulmanes tomaron la ciudad, como si de una nueva Pasión se tratara, las imágenes cristianas fueron destrozadas y mutiladas, arrojándolas luego al mar, también la tallada por Nicodemo.
Tras largo viaje por mar el Crucificado encalló en la ribera derecha del río Turia, de donde fue rescatado y llevado a la próxima ermita de San Jorge, desde la que, para facilitar su culto, fue trasladado a la catedral de Valencia. Hasta dos veces se hizo así, y otras tantas la imagen desapareció de la Seo y fue encontrada de nuevo en San Jorge, por lo que se decidió dejarla allí y construir la iglesia que recibe su nombre, la del Santísimo Cristo del Salvador. Por tan milagroso se le tenía y tanta devoción causaba entre los fieles que, se declaró festivo el día nueve de noviembre y, cada vez que la ciudad padecía alguna calamidad era sacado en procesión. Para recordar su llegada, la ciudad construyó, en el lugar en el que fue visto por primera vez, un monumento reconstruido hace pocos años.
Una misteriosa aparición, y con un aspecto igualmente misterioso. Sí que resulta extraña la disposición de la cabeza.
ResponderEliminarEl viajero no pudo ser mejor acogido, en una ciudad que le construyó su propio hogar y nunca lo ha olvidado.
Buenas noches, monsieur.
Bisous
Todo muy misterioso, pero con algo hay que creer y tener fe.
ResponderEliminarLa figura me gusta mucho, tiene un estilo moderno y es bastante especial la inclinación de la cabeza.
Un post ideal para esta semana.
Unas felices Pascuas
Que afición la de los Cristos crucificados y vírgenes de llegar por mar como náufragos. No es el único caso ahora mismo recuerdo la Virgen de la Caridad del Cobre de La Habana que también tenía aficiones marineras.
ResponderEliminarUn abrazo, feliz Viernes Santo.
Una bella leyenda para un Cristo muy singular. Que Él te bendiga junto a todos los tuyos.
ResponderEliminarEl misterio y la leyenda andan en sintonía con la fe. A veces la realidad es mucho más prosaica.
ResponderEliminarUn saludo.
La fe se basa en milagros como este, que luego encienden toda las leyendas populares. Historia marina de un Cristo milagroso que no quería abandonar San Jorge. Un aabrazo amigo.
ResponderEliminarNo sé si tendrá algo que ver pero de niña vi una película con idéntico argumento, se llamaba "El Cristo del océano" y la figura fue encontrada por un niño.
ResponderEliminarSaludos DLT.
La talla es hermosísima y muy original.
ResponderEliminarLa leyenda... no tanto, pero siempre es un placer escucharlas.
Abrazos, dlt.
Uno más de los milagros que sostienen la Fe de la Iglesia Católica. Una bonita historia de devoción medieval la que nos traes hoy, como siempre mezcla de leyenda e historia.
ResponderEliminarFeliz semana santa.
Es una talla muy original, no tanto me parece la leyenda repetida de que se quiere trasladar y desaparece, pero me gustan estas historias.
ResponderEliminarUn saludo.
Singular aparicion de este Cristo maravilloso; en Argentina tenemos historias similares, llegan desde algun enigmatico lugar, ya no se mueven de alli y la gente los recibe con creciente devocion.
ResponderEliminarUn abrazo, y Felices Pascuas.
Muy inteant. Para mi tod lo relaconado con las reliqias es pura leyenda, natente esta talla tendrá su história, pero no creo que nada de lo que afirman las antiguos manuscritos tenga nada que ver con la realidad.
ResponderEliminarEn fin , la iglesia católica ha utilizado estas cosas simplemente como propaganda para atraer a los fieles.
Un abrazo.
Uffff , me acabo de dar cuenta de lo que he escrito, espero que se entienda , a veces escribo tan rápido que se ve que no aprieto bien las teclas, y asi sale lo que sale.
ResponderEliminarUn saludo
Me ha gustado mucho la historia de este cristo. Una imagen que impacta por la posición del cuello.
ResponderEliminarComo dice Paco, la Fe se nutre de estas historias.
Saludios Marques Felices pascuas
El misterio, lo sacro y el rumor del tiempo. Todo está en su escrito.
ResponderEliminarMi querido Dlt, tu magnífica entrada me ha hecho recordar otros dos episodios de Cristos gallegos aparecidos en similares circunstancias, "mutatis mutandis", 'cambiando lo que se debe cambiar'. Uno, el Cristo de Finisterre, también llamado "O Santo da Barba Dourada", una talla medieval, llegada a esta localidad del Fin de la Tierra, dicen que fue lanzada desde un barco inglés durante una tempestad como lastre; en cuanto la imagen entró en contacto con el agua, la tormenta cesó, lo que se tuvo por presagio de que el Cristo quería permanecer en estas tierras; también de este Cristo cuenta la leyenda que era obra de Nicodemo. El día oficial de su culto será mañana, Domingo de Resurrección, día grande de la Semana Santa de Finisterre, de ahí la oportunidad que me has brindado para esta historia que va unida a la que tú nos narras.
ResponderEliminarEl otro es el Santo Cristo que con gran devoción se venera en la Catedral de Orense y cuya factura también se atribuye a Nicodemo; se trata de una imagen gótica traída en el S. XIV por el obispo Pérez Mariño a la ciudad de las Burgas desde Finisterre con fama de milagroso; impresiona de veras la talla con piel recubriendo la madera, de tal manera que parece un cadáver, y las uñas, los dientes y el pelo postizos, lo que daba cierta credibilidad a la leyenda de que le crecía el cabello (en realidad parece ser que cuando la peluca envejecía se cambiaba por una nueva, provocando la fascinación de los devotos).
Feliz Pascua, amigo mío, y mil biquiños desde los confines de Occidente.
Para llegar desde tan lejos y por mar, està en excelente estado de conservacion. Existen muchas capillas en los lugares donde se han encontrado las estàtuas que habian ocultado para protegerlas.
ResponderEliminarUn beso, y Feliz Domingo de Pascua
Sea cierta o no la leyenda, el Cristo es una talla majestuosa, muy parecida a otras tantas del románico que había (porque ahora están confinadas en los museos) en las preciosas iglesias de los valles pirenáicos.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué curiosa y misteriosa historia. Viéndo la imágen uno se imagina todo ese recorrido de idas y venidas hasta lograr asentarse en ese lugar fijo.
ResponderEliminarUn saludo!