1905 no fue un buen año para Rusia. Nada más
comenzar el año, el día 9 de enero, según el calendario Juliano seguido aún en
la Rusia zarista(1), una enorme multitud de manifestantes se
dirige hacia el Palacio de Invierno. Los días anteriores se habían declarado
varias huelgas. La situación de los trabajadores, de la población en general, es
de gran penuria, y la guerra con Japón no hace más que empeorar las cosas.
Encabeza la manifestación el pope Gapón.
Enarbola una cruz, como otros participantes lo hacen con iconos; tampoco faltan
retratos del zar. La manifestación, que parece una procesión, es una marcha
pacífica, como parece desprenderse del manifiesto que el propio Gapón quiere
entregar al zar Nicolás, que mal aconsejado, ha abandonado San Petersburgo la
víspera. Sin embargo, en palacio no se tiene esa misma idea. El temor
injustificado a un asalto cunde. Allí el gran duque Vladimir se contagia de ese
temor, y su reacción da paso a la tragedia.
Sobre el inequívoco sentido del manifiesto da
cuenta el siguiente párrafo: “Nosotros,
obreros y habitantes de la ciudad de Petersburgo, nuestras mujeres, nuestros
hijos, y nuestros viejos padres impotentes, hemos venido a ti, Soberano, a
buscar justicia y protección. Estamos en la miseria (…) Ordena llamar enseguida
ante ti a representantes de la tierra rusa, de todas las clases, de todos los
estados; el campesino y el obrero, el sacerdote, el capitalista, el maestro, ¡Que
todos elijan sus representantes! ¡Que todos sean libres e iguales en el derecho
de voto! Ordena pues que las elecciones para la Asamblea Constituyente tengan
lugar sobre la base del sufragio universal secreto e igualitario. Es nuestro
principal pedido”.
Al llegar a la plaza del palacio la
caballería carga sobre los manifestantes y varios destacamentos de policía y
tropa abren fuego: “Locos de terror, los
manifestantes emprendieron veloz huída en todas direcciones, pero ahora
recibían los disparos por la espalda.”, dirá Kerenski, testigo de excepción
de aquellos hechos.
El resultado de aquel “Domingo Sangriento” es
una masacre en la que mueren alrededor de mil personas entre hombres, mujeres y
niños y varios miles más resultan heridos. El pope Gapón, que ha encabezado la
protesta logra salvar su vida. Dicen que en un primer momento se ha hecho el
muerto para después, pasados los instantes de mayor peligro, con ayuda de sus
amigos, huir disfrazado(2).
Al mes siguiente otro acontecimiento viene a
echar más leña a la hoguera en la que se está convirtiendo Rusia. El 5 de
febrero cuando el Gran Duque Sergio, gobernador de Moscú, persona muy poco
querida por su carácter autoritario, viaja en su carruaje, un terrorista arroja
una bomba al paso del coche. El Gran Duque muere en el acto, su cuerpo
destrozado y el magnicida detenido. Sin embargo el Gran Duque no es llorado, al
contrario, el ambiente revolucionario hace aparecer al asesino Kaliaev casi
como un héroe.
De este modo, mientras la inestable situación
en Rusia se complica, la guerra contra Japón continúa. Todo había comenzado por
la posesión de Port Arthur, en poder ruso, pero apetecido por Japón. Las cosas,
en la impopular guerra con Japón, a ocho mil kilómetros de Rusia, toman mal
cariz. La distancia es mucha para Rusia. La armada japonesa domina los mares y Rusia
necesita más barcos en Asia. Se envía la flota del Báltico, que realiza una
proeza inútil. Zarpa de sus bases europeas y recorre medio mundo hasta llegar a
su destino. Siete meses necesita el almirante Rodiestvenski para dejar Europa,
rodear África y en Asia ya, tratar de llegar a Vladivostok(3),
lo que no consigue: poco antes de llegar a su destino, el 14 de mayo de 1905, la
escuadra japonesa del almirante Togo sale al encuentro de la rusa en Tushima.
El desastre es total, la flota rusa es prácticamente destruida o capturada y
Rodiestvenski hecho prisionero.
Pero la flota del Báltico hundida en los
mares chinos no es la única que tiene la Rusia zarista. Otra importante flota
esta en el mar Negro.
La incendiaria situación que se vive tiene un
nuevo episodio sangriento. La ciudad de Odessa en la ribera del mar Negro vive
momentos de grandísima tensión. Sea por azar o debido al clima general de
descontento, el caso es que pronto la ciudad va ha recibir ayuda.
Por aguas del mar Negro navega el acorazado
Potemkin(4). Seguramente el calor del recién inaugurado
verano sea la causa de que la carne que sirve de rancho a la marinería del buque
se halle infestada de gusanos. Cuando la tripulación conoce esto, se niega a
comer la carne podrida. Para convencerlos de que no hay nada malo en ella, el
médico del barco la examina y anuncia que está en perfectas condiciones para su
consumo. Ordena que se lave con salmuera y se cocine, pero los marineros se
siguen negando a comerla. La respuesta del capitán Golikov, que considera
aquello como un motín, no es otra que ordenar el fusilamiento de los que se han
negado a comer la carne.
Cuando un grupo de marineros, constituido en
pelotón de fusilamiento, apunta con sus armas a otro de compañeros suyos a la
espera de la orden de disparar, un marinero, Matiushenko, activista
revolucionario, logra que la tripulación se amotine y que los fusileros dirijan
los cañones de sus armas hacia el capitán y los oficiales, disparando sobre
ellos. Al fin los amotinados toman el control del buque y se dirigen hacia
Odessa. Al conocerse en la ciudad lo sucedido, el pueblo se vuelca con los amotinados,
les suministra alimentos, mientras desde el Potemkin se disparan cañonazos
sobre las fuerzas zaristas. Finalmente el buque abandona Odessa, zarpa sin
rumbo fijo y acaba entregándose a las autoridades rumanas en el puerto de
Constanza.
No acabarían aún las desgracias en aquel
aciago año. Terminado el verano, con una guerra perdida y el país paralizado
por constantes huelgas de carácter revolucionario llega el turno del
campesinado.
Cincuenta años atrás el abuelo de Nicolás, el
zar Alejandro II, había firmado un decreto que abolía la servidumbre. El ucase,
en teoría, liberaba a los campesinos de la situación de esclavitud en la que se
hallaban: les permitía libertad de residencia, contraer matrimonio libremente,
trabajar para sí mismos; incluso se les asignaban lotes de tierras en las que
trabajar, pero que se entregaban a cambio de gravámenes que debían amortizar a
lo largo de cincuenta años. Ello supuso en la práctica que muchos de aquellos
campesinos recién emancipados seguían bajo la práctica autoridad de los nobles
que mantenían buena parte de las tierras.
Ahora en el invierno de 1905, los campesinos
sin tierras acuciados por la necesidad y espoleados por los activistas
comienzan a hacerse notar, se agrupan y, sobre todo en las zonas más
productivas, donde el campesinado no era absorbido por la industria, comiezan a
quemar las propiedades de los nobles, de los propietarios en general, en una
acción de clase, en la que no importa el pensamiento liberal o conservador del
terrateniente, sino el hecho de serlo. Más de dos mil haciendas son arrasadas,
y las pérdidas enormes. Al fin, el orden
es restablecido por el gobierno del conde Witte, que en diciembre ordena la
detención del presidente del soviet de San Petersburgo, Trotsky y todos sus
compañeros de asamblea, instigadores de la mayoría de los actos revolucionarios
de aquel año, que iban dejando de ser burgueses para adquirir un carácter
proletario. La semilla de lo que culminaría poco más de una década después
había sido puesta.
(1) Todas las fechas están indicadas
según el calendario Juliano, que en este tiempo lleva trece días de retraso
respecto al calendario gregoriano que no fue adoptado por Rusia hasta 1917; así
el 9 de enero se corresponde con el día 22 del mismo mes en el calendario
Gregoriano; el 5 de febrero, día del asesinato del Gran Duque Sergio, con el 17
de mismo mes y el 14 de mayo, fecha del gran desastre naval en el Pacífico, con
el 27 de igual mes.
Sobre el cambio de un
calendario a otro se hizo una breve explicación el “El tiempo pasará”
(2) La muerte del monje
Gapón constituye aún un misterio. Su cuerpo fue encontrado colgando de una soga
en una cabaña en Ozerkiy el 10 de abril de 1906. Aunque se pensó en un
principio en la policía como causante de su muerte, parece que fue un
revolucionario de nombre Rutenberg, uno
de los que le ayudaron a huir en el “Domingo Sangriento”, quien le asesinó al
descubrirse su colaboración secreta con las autoridades.
(3) El viaje de la flota
estuvo salpicado de numerosos incidentes que demostraban la imprudencia y
nerviosismo de los mandos: en aguas atlánticas la emprendieron a cañonazos con
unos pesqueros británicos. El incidente, conocido como “El incidente Hull”
supuso un gran conflicto con Gran Bretaña, cuya solución requirió muchos
esfuerzos diplomáticos.
(4) Los detalles de lo
sucedido en aquel buque están basados en lo representado en una famosa película
realizada veinte años después, con la carga propagandística que imponía el
régimen leninista gobernante en 1925; pero básicamente los hechos se
corresponden con la realidad.
El regimen obsoleto y feudal de los zares se cavaba su propio final. Las guerras evidenciaban un sistema injusto, inoperante y atrasado. La matanza de 1905 fue el detonante de un pimer ensayo revolucionario. El estallido de la primera guerra fue el colmo.
ResponderEliminarUn saludo.
Si las reformas aprobadas hubiesen ido hacia adelante, si Rusia no hubiese entrado en la 1ª Guerra Mundial...todo habría sido distinto.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Desdelaterraza muy interesante e ilustrativa la entrada histórica sobre Rusia y los problemas, miserias, penurias en que se hallaba inmerso su pueblo bajo el yugo de los Zares a comienzos del siglo XX...
ResponderEliminarSaludos
Y así se sigue escribiendo la historia. Guerras, destrozos, muerte y penuria. Antes y después.
ResponderEliminarRusia precisamente es uno de los países en dónde las personas han sufrido sin importar el régimen político del momento.
"Ordena llamar enseguida ante ti a representantes de la tierra rusa, de todas las clases, de todos los estados; el campesino y el obrero, el sacerdote, el capitalista, el maestro, ¡Que todos elijan sus representantes! ¡Que todos sean libres e iguales en el derecho de voto!"
Eso es lo que se llama "democracia" Y hoy se acusa a Putin de haber hecho trampa.
Creo que tenemos cierta tendencia los humanos a destruirnos periódicamente.
Bss
Las penalidades y horrores que relata con tan buena pluma, fueron la consecuencia de unas prácticas sociales y políticas desastrosas e inhumanas. Un prolegómeno fatal para los desafortunados rusos; les esperaba un siglo XX atroz, con tanto sufrimiento que imposible nos parece ahora que pudieran resistirlo.
ResponderEliminarUn abrazo
A quien se le ocurre meterse en hazañas con los japoneses cuando su situación no era la más halagüeña...Que tríste que el afán de notoriedad y, que la ambición de unos pocos lo tengan que pagar un pueblo entero.Al final el campesinado les dio un poco de su propia medicina.
ResponderEliminarPrecioso retazo de historia muchas gracias.
Un saludo.
¡Impresionate artículo!
ResponderEliminar¡Felicidades y un saludo!
Masacres de este tipo empujaron a la gente a solo estar en un bando o en el otro, la guerra civil estaba cantada, pobres los Doctor Zhivago. Muy bueno el artículo.
ResponderEliminarSaludos.
Magnífico resumen de cómo se fue forjando la revolución que dio paso al régimen soviético.
ResponderEliminarY claro está, sea cual sea el régimen político de un país, siempre es el pueblo el que sufre sus injusticias.
Gracias por refrescarnos la memoria.
Un abrazo DLT.
Interesante exposición sobre un periodo en la historia de Rusia plagado de injusticias que provocaron una revolución y que en ningún momento las clases pudientes no supieron prever. La historia es una fuente inagotable de enseñanzas y que cobra actualidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Marques:
ResponderEliminarDetallado relato de la revuelta precursora de la revolución bolchevique. No conocía esos datos de la flota rusa navegando por medio mundo para al final ser destruida sin más.
Y aún así, viendo los acontecimientos, el Zar prefirió mirar para otro lado o seguir mirando para donde estaba viendo.
Abrazos
Excelente. Recuerdo la escena tan realista de la carga de 1905 plasmada en la película Doctor Zhivago. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarSiempre estudiamos que la revolución de 1905 fue el preludio de la del 17, por tanto, podemos casi concluir que los gusanos fueron la causa primera la Revolución soviética, jajaja. Me alegra leer este tipo de entradas. Un saludo, amigo DLT.
ResponderEliminarAlgunos gobernantes no son conscientes de la evolucion de su pueblo, siguen anclados en el pasado sin hacer concesiones el ejemplo lo tenemos hoy dia en Siria. Las grandes Revoluciones comenzaron a causa de la comida, cuando el pueblo pasa hambre y se pone en marcha nada puede pararlo. En una de mis visitas a Rusia visité el acorazado Potemkin fue impresionante.
ResponderEliminarUn beso
"El acorazado Potemkim" es una de las pelis más grandes de la Historia (y una de mis entradas favoritas de la cueva difunta, jaja) Leí gusanos en el título y de inmediato me acordé de la escena soberbia de la matanza en la escalinatas de la plaza de Odessa... Siempre me pregunto como sería de grande Einsestein para que el siniestro Dr Goebbels le pidiera a la UFA que creasen para él una película como la del ruso...que se inspirasen en la obra de un hombre que representaba todo lo que odiaban: un intelectual,judío, homosexual y comunista.
ResponderEliminarY que mala suerte han tenido siempre los rusos. Parecen nosotros.
Tienes una manera muy especial de contar las cosas, dlt, reflexiva y honesta. Serías un profesor excelente
Un abrazo grande
Gusanos serían considerados por aquel régimen atrasado y medieval a aquella mayoría de personas que componían la masa social (agricultores y ganaderos), parias sociales que mantenían el opresivo sistema zarista. Una olla a punto de explotar que daba avisos de su inminente revolución sin que la nobleza moviera un ápice para paliar la penuria de la población.
ResponderEliminarSaludos
Esta vez se me ha adelantado Alma con la referencia a Einsestein :)
ResponderEliminarDesolador retrato de una sistema derrumbándose y, sobre todo, de la falta de vista de un gobierno incapaz de atender la llamada de su pueblo. Visto a posteriori parece que no hubiera sido tan dificil evitar todo lo que vino después.
Un abrazo, dlt
Excelente relato de unos hechos históricos que llevaron a la revolución de octubre de 1917.precisamente esos dos momentos que señalas son el inicio del descontento que abre los ojos a mucha gente humilde, cuando se acercan a pedir pan y justicia , de manera pacífica y todavía creyendo en la bondad del zar (el padrecito que creían se preocuparía por el sufrimiento de su pueblo) reciben en cambio las balas y los golpes de sable causando una matanza injustificable.
ResponderEliminarY la rebelión de los marineros del acorazado Potenkin , que todos hemos podido ver en el cine en esa magistral película de Eisenstein.
Excelente retrato el que realizas de esos momentos.
De lujo este interesante episodio previo a los diez dias que conmovieron al mundo. Rusia cosechaba derrotas en el exterior y la violencia estallo en su interior...
ResponderEliminarGolikov los mando asesinar por no querer comer la carne podrida... uf. Que vamos a hacer, si analizamos la historia de la humanidad veremos que siempre es lo mismo, verdad? No avanzamos ni progresamos sino por medio de guerras, masacres, revoluciones, batallas y crimenes de toda indole, estimado amigo DLT.
Saludos.
Acabo de regresar de un viaje de 12 días a Moscú; previo al viaje me documenté mínimamente y allí he visto y leído los complementos necesarios para formarme un juicio: la revolución era imprescindible, al margen de que la fórmula fracasase o no fuera duradera en el tiempo, la revolución no tenía espera.
ResponderEliminarParece mentira que en tan poco tiempo a una nación le puedan suceder tantas cosas en negativo. Recuerdo el desastre frente a la flota japonesa (la bienvenida de los japos a una especial modernidad, dicen) y las revoluciones. En cambio, he quedado anonado por lo del acorazado Potkeim, no sabía la causa concreta del motín. Muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
Interesante historia, que no ha podido por menos de hacerme recordar la inmortal obra de Eisenstein.
ResponderEliminarY al mismo tiempo lleva a reflexionar sobre lo poco que aprendemos de la Historia. Los errores se repiten cíclicamente.
Buenas noches
Bisous
Pues...benditos gusanos que al final consiguieron la unión de los pobres de la tripulación. Basta ya de servidumbre, aunque las revoluciones en sí, es la manifestación del oprimido, siempre al final, como la historia nos revela, todo se repite con los mismos errores.
ResponderEliminarGracias por tu magnifica entrada
Con ternura
Sor.Cecilia
Cuesta reconocer en algunas peliculas restos de historias y hombres de verdad, cuan cruel fué el puñetero siglo XX desde el principio.
ResponderEliminarSaludos
Querido Dlt, magnífica lección de Historia que nos ilustras con tan vívido relato de los hechos. Y aunque ya lo advertía Cicerón, "Historia... testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis", poco aprendemos los humanos; contundentes las palabras de Lucano en su "Farsalia", "Humanum paucis vivit genus", 'El género humano vive para unos pocos', son unos pocos los que se aprovechan de la mayoría. Y así nos va.
ResponderEliminarMil bicos, caro.
Cuantos errores cometieron. estaban acostumbrados a pisotear, que no concebían que se pudieran revelar.
ResponderEliminarPero tanto va el cántaro a la fuente.
Saludos, manolo
No se porque no se han reflejado los anteriores comentarios, la verdad no recuerdo lo que decía así que partimos de cero.
ResponderEliminarTu artículo coincide en que he visto un magnífico documental de este periodo sobre el papel de los marinos, (no se escribir la ciudad), su participación en esta revolución que cuajó de muertos y que fue un gran sueño, la pena es que como suele suceder nunca se terminan de materializar los ideales
Un placer