Construido junto a la antigua Vía
Augusta, pero hoy alejado de las carreteras importantes, situado apenas a dos
kilómetros de Cabanes, el pueblo de la Plana Alta de Castellón en cuyo término
municipal se halla, hace falta querer verlo para disfrutar de este arco tan poco
conocido.
A lo largo de su historia, con
más o menos fortuna este arco honorífico, datado por los expertos en el siglo
II de nuestra era, ha logrado eludir su desaparición, subsistiendo tan sólo la
luz de su arco, delimitada por las desnudas dovelas; pero no salvarse de la
mutilación de los elementos que lo caracterizaban como honorífico, probablemente
de tipo funerario. Su datación y función contradice la legendaria idea de ser
un arco triunfal conmemorativo de la victoria romana de Lucio Marcio sobre los
cartagineses en el año 210 a .
de J.C., como defendió el viajero Pedro Antonio Beuter cuando visitó el lugar
en 1533 y describió el monumento, aún integro. Después vino el olvido durante
casi tres siglos, y su mutilación, hasta que el arqueólogo don Antonio Valcárcer
Pío de Saboya visitó en 1790 el arco ya desmochado, estudió las crónicas de Beuter, que calificó
de “sueños” y localizó diversas losas y restos del viejo monumento.
De todo aquel descuido, salvo la
curiosidad e interés suscitado en algunos pocos hombres, como Pío de Saboya o
el propio Beuter, es por lo que hoy el viajero ve poco más que las dos columnas
y las dovelas que conforman el arco, el esqueleto
de lo que fue, ya que así está desde el siglo XVII, cuando desprovisto de todo
adorno, sin enjutas y entablamento, el arco que bien pudo tener un aspecto
similar al de Bará, en Tarragona, quedó
mutilado y sus piedras dispersas.
Porque los sillares sustraídos, y
no es el primer caso de los que el viajero ha sabido, acabaron siendo material
de obra para las casas de Cabanes; y aún peor, las piedras del entablamento,
molduradas, usadas como abrevadero para el ganado, que ni para la impropia,
pero noble tarea de construir moradas sirvieron.
Una suerte tardía, no
obstante, vino a salvar el arco, o lo poco que quedaba de él. Primero en 1873,
cuando fue suprimido el paso a su través, en el camino hacia Vistavella, obligando
a los viajeros, como a éste que lo visita hoy, a rodearlo; y más recientemente
en 1931, cuando fue declarado monumento nacional.
Cuanta historia encerrada en ese Arco que resiste al tiempo.
ResponderEliminarSe ve bonita la foto..
Un abrazo Dlt.
Lo raro es que no haya llegado ningún ricahon y se lo halla llevado a su casa como pasaba por aquí. Me encanta como nos cuenta la historia.
ResponderEliminarSaludos
Un testigo mudo de un glorioso pasado.Y con el tiempo que ha transcurrido aun luce su silueta.
ResponderEliminarFeliz semana un abrazo.
Es una pena que por la dejadez de unos, el saqueo de otros, para hacer abrevaderos ¡¡que disparate mas grande!! No pueda ahora lucir como era en el momento de su edificación.
ResponderEliminarUn abrazo Desde la Terraza.
Como dices desconocido, afortunadamente que al final lo declararon monumento nacional y allí ha quedado para recordar la historia, ya que el lugar resulta bonito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero qué barbaridad! Y luego nos escandalizamos del comportamiento talibán con los monumentos. Resulta que no hace falta ir muy lejos para encontrar ejemplos igualmente deplorables. El asunto de los sillares sustraídos es deplorable. A ver si al menos las medidas tomadas logran salvar lo que queda de él.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Tot i això, és misteriós i bonic.
ResponderEliminarSalut!
Algo se ha salvado...Es bonito lo poco que queda.
ResponderEliminarSaludos dlt
Un Milagro que se salvara ese Arco y que afortunadamente siga en pie.
ResponderEliminarSaludos, manolo
Digamos que es el arco en pura esencia, el testigo de una grandeza que se nos fue, el arte en versión minimalista, el armazón solitario de un tiempo pasado... La clave de todo ello reside precisamente en la "clave".
ResponderEliminarUn saludo.
Al menos parece ser que estamos tomando conciencia de lo importante de conservar el patrimonio cultural, aún hay casas cordobesas que lucen en algunas de sus paredes trozos de la mismísima Medina Azahara, y creo recordar que desde el Ayuntamiento de Córdoba se luchó lo indecible por recuperar unas vigas de no sé qué monumento cordobés que andaban dando tumbos por Reino Unido.
ResponderEliminarUn abrazo Dlt.
Suerte, suerte, que siempre hay alguien que piensa en términos de grupo, de comunidad, y no de individuo, que recicla materiales para el propio hogar. Un clásico de muchos lugares abandonados, este de sustraer los materiales de otros, que no impropios.
ResponderEliminarSaludos.
Un pasado oculto, que ha sido a la luz gracias a está historia.
ResponderEliminarY quizás los neófitos ni se lo imaginan...
Saludos. Que todo vaya bien
Es una belleza por su sencillez y limpieza. Los tres cipreses que hay detrás son la mejor compañía estética para el arco rescatado.
ResponderEliminarSaludos
Gracias entre otros a Lucio Marco, cuya victoria sobre los cartagineses en el 210 a.C. propició su construcción.
ResponderEliminarAl viajero Pedro Antonio Beuter que lo visitó en 1533 y dio fe de él..
Al arqueólogo Antonio Varcálcer Pio de Saboya que localizó diversos restos y losas del monumento.
Y al amigo DLT que nos lo ha puesto en el mapa identificándolo, para que lectores como yo, que hoy me encuentro muy cerca, nos enteremos de que existe y podamos visitarlo.
Es una suerte que haya llegado hasta hoy en día, después de tanto avatares, y más viendo el tamaño pequeño que tiene. De estos hay muchos en fincas y cortijos de toda España.
ResponderEliminarUn abrazo.
A pesar de lo poco que se conserva, la verdad, impresiona. Es lo que tiene lo romano, que impone.
ResponderEliminarEs el mismo caso de el que se encuentra en el centro de Mérida o el de Cáparra, muy cerquita de aquí, que tiene la particularidad de contar con cuatro arcos, señal de que se encontraba en un cruce de caminos o en la intersección entre el cardus y el decumanus, en pleno centro de la población.
ResponderEliminarUn saludo
Desde luego en muchos casos no hay nada mejor que te olviden o estés en un lugar apartado para que puedas sobrevivir, como ha pasado con este arco. Hay muchos casos de apropiamiento de elementos artísticos que acaban en diferentes sitios.
ResponderEliminarUn saludo.
El pasado nos deslumbra con sus efímeras luces y hoy nos traslada a él gracias a este precioso arco que se encuentra el caballero andante en el camino. Nos comenta sobre el Arco de Bará a mi me ha traído a la memoria el de Medinaceli que suelo pasar a ver si estoy cerca ya que el pueblo y su plaza son preciosos. La toma ¡Se ve genial!
ResponderEliminarBuen fin de semana caballero.
Tiene una sobriedad que impone.
ResponderEliminarLo que más me impresiona es su soledad. Es la puerta a ningún sitio. A veces creo que pide ser transportado a algún museo para sentirse cobijado, protegido de los futuros talibanes que llegan ya acabando con el legado de los que nos engendraron. Un abrazo.
ResponderEliminarUna pena verle así en medio de la nada. Solo la historia da fe de lo que pudo ser en su día. as piedras hablan sin duda.
ResponderEliminarBss