LOCURAS DE... AMOR

    Conocido más como escritor que como militar, el coronel Cadalso murió en acto de servicio cuando España trataba, una vez más, de recuperar el Gibraltar perdido en el tratado de Utrech. Durante toda su vida José Cadalso había tratado de compaginar milicia, a la espera de honores que nunca llegaron, y literatura. Nacido en 1741, recibió una educación esmerada. Su padre era un acaudalado comerciante con intereses ultramarinos, lo que permitió que su hijo José estudiara en los mejores colegios europeos. Ello le permitió introducirse en los círculos más selectos, en los que brilló gracias a su labor literaria. Hacia 1771 coincidiendo con el estreno de una de sus obras teatrales conoció a María Ignacia Ibáñez. Era ésta una famosa actriz de teatro de la que Cadalso se enamoró perdidamente. El destino quiso que la muerte se llevara a su joven amada. Cadalso queda desconsolado. Comienza entonces la confusión entre realidad y leyenda. Cadalso escribe las “Noches lúgubres”. Allí escribe lo que se dice ha hecho en realidad: que presentándose en la madrileña iglesia de San Sebastián habla con su párroco del amor que sentía por su amada allí enterrada; que necesita verla por última vez, tenerla en sus brazos; que lo convence para desenterrarla, y que al momento de llevar a cabo su locura, avisada la guardia, ésta hace acto de presencia en el templo e impide la profanación.


    Cadalso vuelve a la milicia, a sus letras: tratará de publicar sus famosas “Cartas marruecas”, que no verán la luz hasta después de morir, se dice que desengañado, por no alejarse de la granada que cayó a su lado y al estallar le quitó la vida.

    Poco más de medio siglo después murió otro escritor. Sus desengaños amorosos fueron constantes en su vida. De muy joven Mariano José de Larra se enamoró de una mujer mucho mayor que él. Seducido por su madura amante llega el primer desengaño: también es la amante de su padre.

    Algún tiempo después se casó, sin amor, con Josefa Wetoret, pero el matrimonio no duraría mucho. Eran tal para cual, infieles los dos. Mariano encontró el amor en Dolores Armijo, también casada, también sin amor, como Larra. Al principio todo pasión. Después, ella, racional, que huye de la incertidumbre, y Larra que la persigue, se obsesiona. Al fin se ven. Ella le dice que vuelve con su marido, que no puede ser, que le devuelva las cartas en las que le prometía amor. Él se resiste, pero al fin cede, aunque no comprende. Dolores se va. Acaba de cerrarse la puerta de la casa de la calle Santa Clara, en Madrid, donde vive el escritor. Suena un disparo. Larra se ha descerrajado un tiro en la sien. Es el año 1837. Larra tenía veintisiete años.

    También las mujeres se han visto arrastradas hacia un trágico final. En 1889 el heredero al trono del imperio austro-húngaro está en Viena. Se llama Rodolfo y es hijo de los emperadores Francisco José y la popular Sisí.

    Ambicioso en lo político, tenía sus propias ideas sobre el Imperio, que eran bien distintas a las de su padre. Próximo a los disidentes húngaros, parecía decidido a adelantar las cosas, y se había convertido en un conspirador en contra del emperador, que… lo sabía, y había tomado medidas para impedirlo.

    Ahora, apartado del gobierno, presa de una humillación insoportable, no quiere vivir. Su amante desde hace poco, la baronesa húngara María Vetsera, esta con él en Viena, en el pabellón de caza de Mayerling. Ésta, más enamorada de Rodolfo que él de María, decide unir su destino al de su amado. En la mañana del 30 de enero dos cuerpos sin vida yacen sobre una cama. Son los cadáveres de Rodolfo y María. Sus sienes rotas por los disparos de una pistola ponen fin a la historia de quien murió por amor por quien se quitó la vida por no amar.
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15 comentarios :

  1. Que barbaridad, monsieur. Para que luego digan que no se muere de amor.
    Qué tiempos romanticos, y qué lejos nos van quedando. No quisiera que se perdieran por completo. Yo espero que regresen con fuerza alguna vez.

    Exquisita entrada, como es habitual en usted.

    Buenas noches

    Bisous

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  2. Personajes marcados por el desengaño, la crueldad de la vida, el desamor, y qu eponen fin a su vida por medio del suicidio. No sé sin son seres de otro planeta, pero sin su desmedida pasión no sé si habrían llegado a lo que realmente fueron, al menos Cadalso y Larra. Digo lo de seres de otro planeta porque parecían sentir la vida de manera má apasionada que los demás mortales.

    Saludos

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  3. Una vida novelesca como si la hubiera escrito el propio Cadalso, que vaya nombrecito. Abrazos

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  4. Cuando el amor se hace el encontradizo todo va sobre ruedas, pero cuando se obstina no es pequeño el calvario de los amantes.
    Un abrazo.

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  5. A veces, cuando el amor se convierte en desamor un intenso sufrimiento se apodera de los amantes con resultados, a veces, trágicos. Muy interesante tu artículo. Saludos

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  6. Siempre que citan a José Cadalso se me representa vestido de militar junto al poema que le dedicó al pintor del cuadro, supongo que por relación con algún trabajo escolar.
    El texto de usted sobre suicidios famosos me ha parecido doblemente interesante, por escribirse en días que la muerte ha encontrado un aliado perfecto en el Covid-19.
    Tiempos difíciles, DLT. Saludos.

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  7. Que historia más interesante.
    Gracias por compartir.
    Saludos.

    Lola

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  8. ¡Vaya historias! Las emociones fuertes no se avienen a razones y algunas acaban de forma trágica. Un saludo.

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  9. ¡Que vidas más trágicas la de estas personas! Muy interesante tu entrada Dlt. Felices vacaciones, mi vuelta al blog será en septiembre.

    Abrazos.

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  10. Interesante como siempre. Un final triste... aunque uno nunca sabe...Morir de amor es muchas veces más que una expresión.

    Saludos Amigo. Que todo vaya bien. Volviendo de las vacaciones.

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  11. Qué finales tan trágicos!!. Unas vidas tan jóvenes que se rompen por ese amor tan fuerte.
    Un saludo.

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  12. Se suele decir, que se ha escrito más sobre el desamor que sobre el amor, y por lo que leo, motivos hay para ello.
    Muy bonita e interesante entrada.
    Un abrazo, amigo.

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  13. Unas tremendas historias de desamor que por breves instantes trajeron la dicha a sus protagonistas para al final terminar en tragedia. Después de dos años de ausencia vuelvo a retomar la actividad bloguera. Un afectuoso saludo

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  14. Menudos lios, al primero me ha costado trabajo ubicarle.
    Paso a menudo por la puerta del museo del romanticismo que me parece que algo tiene que ver con estas cuestiones.
    saludos

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