PALABRAS

    Usadas como medio para expresar conceptos e ideas, todos las usamos al hablar, también para escribir, pero a veces su uso correcto no resulta fácil. Unas veces por la dificultad que supone disponerlas en el orden correcto para formar frases que expresen ideas, otras por resultar complicado elegir el vocablo adecuado para decir lo que queremos.

    Aunque, a veces el problema no esta en saber usarlas, sino en tener ideas con las que utilizarlas. Al menos eso han pensado algunos sesudos hombres del pasado. El príncipe Carlos José de Ligne, general al servicio de Austria, aunque nacido en Bélgica, decía que a los hombres se les puede dividir en dos categorías: los que hablan para decir algo y los que dicen algo por hablar. Y no debía ir desencaminado del todo porque Manuel Azaña, en cierta ocasión, dijo: “No me preocupa que un parlamentario no sepa hablar, lo que me preocupa es que no sepa de lo que habla”.

    De los parlamentarios, como el nombre de su oficio indica, siempre se han esperado buenos discursos, y aunque algunos los han pronunciado sobresalientes, otros han permanecido silentes. A estos mudos del parlamentarismo se les llamó “culiparlantes”. Su misión era votar levantándose de su escaño para hacerlo y, realizado el sufragio, volver a apoyar sus posaderas sobre la banqueta asignada. Sin embargo hubo uno que, indómito, rebelde, rompió la regla. Sucedió en Cádiz. Allí estaban formadas las Cortes que darían como resultado la Constitución de 1812, la famosa y liberal “Pepa”. Cierto día de mal tiempo se celebró un pleno, y durante el mismo una ráfaga de viento recorrió la sala turbando el confort de sus señorías. Fue el momento del desquite. Un senador, poniéndose en pie, pronunció su discurso magno. Gritó: ¡Esa puerta! Un ujier entendió aquello como una moción de carácter urgente y, solícito y abnegado la aceptó. El senador, con su propuesta aprobada volvió a su apacible ocupación.
 
    En ocasiones hay palabras de largo recorrido, de ida y vuelta. Hacer volver una palabra de donde salió no es cosa fácil. Es preciso disponer de ingenio para ello. Sir Winston Churchill lo tuvo y supo hacerlo. En cierta ocasión, Sir Winston recibió una nota. En ella figuraba la palabra “imbécil”. El formidable político tras leerla se dirigió al estrado desde el que iba a dirigirse a su auditorio y tras los saludos comenzó diciendo:
    ─ He recibido muchos anónimos en mi vida, pero jamás una firma sin texto.
    No cuesta mucho imaginar la cara de… pasmo, que se le quedaría al autor de la nota.
   
    Hay palabras que dejan huella en la Historia por la trascendencia de su contenido, otras al menos en la biografía de los personajes que las pronunciaron.

Universidad de Salamanca. Detalle de su fachada.

    Fray Luis de León nació en Belmonte. Filósofo, teólogo, poeta, estudioso de la Biblia, obtuvo varias cátedras en la Universidad de Salamanca. Realizó una traducción al castellano del Cantar de los Cantares, que habla del amor humano. Una traducción tan literal como pudo, según él mismo dijo, llevó a Fray Luis ante un tribunal inquisitorial. Había ingresado en la orden de los Agustinos. La pugna con los Dominicos sería inevitable. Eran los tiempos de Felipe II, y la Santa Inquisición imponía sus criterios. Una interpretación distinta de la Biblia y un ambiente de intrigas fue suficiente para iniciar un proceso ante el Santo Oficio del que, al fin, resultaría absuelto. Gran escritor y poeta, sin embargo sus más celebres palabras fueron las que pronunció al reiniciar las clases en su cátedra salmantina, como si todo hubiera sido un sueño, una irrealidad: “Decíamos ayer…”
Safe Creative #0908094220192

14 comentarios :

  1. Ya me gustaría a mí tener el don de la palabra... escrita y hablada.

    Mientras tanto soñemos con el pasado y echemos de menos a aquellos políticos d ela restauración que sabían pronunciar discursos. Me gustaría poder viajar al pasado y oir la voz de Castelar o de Cánovas. A quién no.

    Y hablando de Cádiz, allí tuve un ilustre antepasado mío, Andrés Sánchez Ocaña, que no sé si hablaría algo. No estuve entonces para poder oirle...

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Me he atragantado de risa con la puerta, y aun me estaba riendo de eso cuando me topo con el ingenio de Churchill. Una entrada genial, monsieur, de lo mas divertido.

    Feliz fin de semana

    Bisous

    ResponderEliminar
  3. Bueno, las palabras,su uso,e incluso a veces más importante es lo que entienden los demás de nuestro uso de las palabras.
    DEsde luego hay personas que si que tienen un don con la palabra.
    ¡¡¡Besos y Feliz SEmana!!!

    ResponderEliminar
  4. Jajá que buena la frase de Churchill me parece que este señor fue genio y figura hasta la sepultura ...
    Un saludo caballero andante.

    ResponderEliminar
  5. Hay gente que tiene el don de palabra y que sabe utilizarlas. Buen compendio. En cuanto a los parlamentarios no ha cambiado nada. Un saludo.

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  7. Tenía un profesor que empezaba sus clase en la universidad, como Fray Luis de León. Era una vez a la semana su cátedra, por lo que nunca faltaba quien dijera que no había sido ayer.

    -No se ha perdido de nada, caballero. E impavido seguía sus clase...

    Me ha gustado mucho esta entrada.

    Saludos Amigo. Que todo vaya bien

    ResponderEliminar
  8. En ocasiones surgen palabras bendecidas por el talento al unir en un solo vocablo varios conceptos, como la que usted nos muestra: "culiparlante". Y de vuelta a la actualidad no está nada mal por lo descriptiva la de "todólogo", aplicada a quienes más que opinar, pontifican con igual autoridad desde los medios sobre cualquier tema por dispar que sea. Tanto si trata del Renacimiento italiano como del precio de los boquerones en vinagre, el doctor en Todología nos ilustrará de forma inapelable y sin posibilidad de réplica.
    Saludos y Buen Verano, DLT.

    ResponderEliminar
  9. Estupendo compendio de cómo las palabras transcienden a ellas mismas. Ese Churchill gozaba de un humor fino entrelazado en la ironía. Feliz domingo

    ResponderEliminar
  10. Hay quien domina el idioma y encima con sentido del humor como los ejemplos citados. Dos cosas que alegran nuestros días. Dos cosas cada día más poco corrientes, sea donde sea.
    Gracias por darnos la oportunidad de leerte y traernos sonrisas y devolvértelas (aunque sea debajo de la mascarilla ;)
    Un abrazo grande a pesar de mi silencio. Hasta la palabras se me licuan con este calorazo ;)

    ResponderEliminar
  11. El problema con éstas es la marea oscilante entre lo abstracto y lo concreto.

    ResponderEliminar
  12. Muy interesante, y con dos magníficos ejemplos, aunque el que más me ha gustado es el de Churchill, porque es una auténtica bofetada sin mano.
    Un saludo, amigo.

    ResponderEliminar
  13. Debe de ser hermoso, tener ese don de palabra, y entrar en cualquier conversación interesante,
    seria toda oídos.

    Besitos dulces
    Siby

    ResponderEliminar

Related Posts with Thumbnails