La mala fama que recae sobre individuos, familias o naciones es injusta la mayor parte de las veces, y sólo en ocasiones merecida. Promovida, muchas veces, por enemigos sin escrúpulos, su fin ha sido la de desprestigiar al rival.
La leyenda negra que ensucia la memoria de la familia Borgia parte de sus envidiosos rivales: Julián de la Rovere , futuro Julio II, y de los Sforza, Ludovico el Moro, tirano de Milán y Juan, sobrino suyo, primer esposo de Lucrecia Borgia.
No fueron, desde luego, los valencianos, afincados en Italia, un ejemplo de buenas costumbres. Es verdad que el Papa Alejandro VI procreó sin cesar cuantos hijos le reclamaba su apetito sexual; que su hijo César, sifilítico como una gran parte de la población de aquella época, fue un guerrero odiado por sus enemigos, y que su comportamiento sin escrúpulos hizo que Maquiavelo pensara en él como modelo de su “Príncipe”; y que Lucrecia, hermana de César, fuera tenida por mujer lúbrica y acusada de mantener relaciones inconfesables con su padre.
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Alejandro VI. Basílica de la Virgen de los Desamparados. Valencia |
Pero Alejandro, jefe espiritual de
A César se le acusó de dar muerte a su hermano, algo que no se pudo probar; más bien hay fundadas sospechas de que quienes le atribuyeron el fratricidio fueron los verdaderos asesinos de su hermano Juan. Y a Lucrecia se le atribuyó un carácter libertino y se le acusó de criminal asesina. Lo cierto es que la hija menor del segundo Papa Borgia fue un instrumento en manos de su padre y hermanos. Casó con los maridos que la política papal exigía: del primero de ellos, un Sforza, impotente, se separó. En el tribunal de anulación, Juan Sforza, que se negó a someterse a una prueba de virilidad, no dudó en acusar a Lucrecia de incestuosa y envenenadora; hecha la injuria, los enemigos de los Borgia la difundieron. Y sin embargo, Lucrecia murió a los treinta y nueve años durante el parto de un hijo de su tercer marido Alfonso de Este. Los últimos años comulgaba a diario y mortificaba su carne con un cilicio.
Quienes infamaron a la familia Borgia y consiguieron que la leyenda negra se implantase como verdad, no fueron mejores que ellos. Como lo había sido Lucrecia, se acusó a toda la familia de envenenadora y de fabricar su propio tósigo. Decían que atiborraban a los cerdos de comida untada con arsénico para después apalearlos, y recoger las babas que arrojaban debido a la paliza que, cargadas de arsénico, eran un veneno letal. La leyenda negra llegó a su punto de máxima aceptación en la época romántica del siglo XIX. Hoy todavía se mantiene, pero
Mucho más general y perjudicial para España ha sido la “Leyenda Negra” antiespañola, que se difundió por toda Europa y después ha sido admitida en todo el mundo. Fue divulgada por Antonio Pérez, bajo el pseudónimo de Rafael Peregrino, en las “Relaciones”.
El que fuera secretario de Felipe II ha huido de la justicia que le acusa de matar a Juan Escobedo, el secretario de don Juan de Austria. Escobedo había descubierto los amores de Pérez con
España domina el mundo. Las maledicencias son creídas, aumentan en número y se difunden: el fuego de
(1)Tras salir Pérez de Madrid, huído, disfrazado de mujer, llegó a Aragón, vecindad suya, fuera de la jurisdicción real, donde encontró el apoyo de los aragoneses y del Justicia Mayor Juan de Lanuza. La lucha de Felipe II con la justicia aragonesa por recuperar a Pérez no trajo otra cosa que el enfrentamiento y la nueva huida de Pérez camino de Francia. Lanuza fue detenido, ajusticiado y su cabeza colgada en la Puerta del Puente, de donde pendió hasta 1599, año en el que durante una visita a Zaragoza de Felipe III, éste ordenó retirarla del lugar en el que estuvo colgada durante ocho años.
Tenía que ser un espectáculo en esa época ver en muchos sitios las cabezas colgadas de los reos por traición, me ha recordado también a la cabeza expuesta en El Tocuyo, del "loco Aguirre", el marañon.
ResponderEliminar"Difama que algo queda".
Saludos.
Monsieur, qué extraordinaria entrada! No, no fue España precisamente quien quemó a Juana de Arco, ni tampoco a los Templarios. París olía entonces a carne chamuscada.
ResponderEliminarEl asunto de Antonio Pérez siempre me ha parecido fascinante, como una puerta siempre abierta a la investigación. Y, por supuesto, también la historia de los Borgia.
Buenas noches
Bisous
Hace poco echaron en la tele una serie sobre los Borgia, y la verdad, la historia contada se parece bastante a lo que cuentas.
ResponderEliminarY en cuanto a la envidia que siempre nos tuvieron los franceses sólo tienes que ver la que tienen montada en contra de los deportistas españoles.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDos leyendas negras, que como toda leyenda tienen un poso de realidad y un mucho de exageración. Los Borgia, los Sforza, Felipe II, Calvino, todos eran hijos de su tiempo y en aquellos tiempos los gobernantes eran como eran... y eran todos iguales.
ResponderEliminarLOs Borja (italianizados como Borgia) no fueron ni más ni menos que otros Papas del Renaciiento, pero quizás sí tuvieron más enemigos que otros de ellos, enemigos que construyeron una terrible leyenda negra en torno a ellos, sobre todo el futuro Giulio II (Giulio della Rovere), el papa guerrero, más dedicado a la espada que a la cruz y que tantos territorios conquistó para el Papado.
ResponderEliminarEn cuanto a la leyenda negra española está ya más que probada que fue obra del resentido Antonio Pérez, del taciturno Guillermo de Orange y de las envidias francesas, primero de los Valois y después de los Borbones, en especial de Enrique IV, al que Felipe II se negeba a permitirle acceder al trono de las lises.
Un abrazo.
Tampoco los cátaros salieron muy bien librados en Francia. En esa España no se ponía el sol y los enemigos y endioso surgieron como setas. Y ¡qué decir de Julio II que se pasó toda su vida conspirando para echar del trono pontificio a Alejandro VI?
ResponderEliminarSaludos desde mi mejana
LLevas razón en todo lo que dices, amigo DLT: los que están arriba, los que dirigen los destinos de los demás, siempre serán atacados e infamados por los menos fuertes, por los débiles. Ni Alejandro VI era San Benito de Nursia, pero tampoco era el ogro más malo del mundo: ni mejor ni peor que el Papa Julio II, o Carlos V o Felipe II, o Enrique VIII o Francisco I de Francia. Envidias. Ahora que en el deporte España está en la cima, tratan de mancharnos con el tema del doping de la manera más baja y rastrera: regpugnante. Buen fin de semana, amigo.
ResponderEliminarLas leyendas negras son fruto siempre del bando contrario. Muchas, aunque encierran una parte de verdad, son exageraciones de la realidad. Calígula, por ejemplo, tenía fama de depravado.
ResponderEliminarSuetonio y Dion Casio son los historiadores que con mayor profusión nos han dejado constancia de las barbaridades cometidas por este excéntrico personaje y nos lo describen como un pervertido sexual y demente, como un ser perverso y cruel capaz de cometer las mayores maldades. Casi todo lo que cuentan son anécdotas y una lista de salvajadas perpetradas por él. Se sabe que los sectores de donde provenían esos historiadores estaban enfrentados con el emperador. La perspectiva de los hechos puede sufrir distorsiones por dicha razón. ¿Hemos de dar crédito al cien por cien de lo que nos cuentan?
¿Hemos de dar crédito también a los enemigos de los Borgia o de Felipe II?
Tampoco conviene caer en el extremo contrario y creernos todas las bondades de la "Leyenda blanca".
Un saludo.
Yo he tenido una teoría sobre las leyendas negras: La envidia que corroe al que la inicia.
ResponderEliminarQuien este libre de pecado, que arroje la primera piedra.
Saludos Marques una entrada interesante.
Fascinante las leyendas negras es como ver una película de cine negro, pasar un rato con ellas, de estas leyendas que han habido y que siempre habrán para hacer hablar al pueblo.
ResponderEliminarApoyo el comentario de Manuel.
Un abrazo
Aquí quedaría bien eso de "Cría fama y echate a dormir" o "una vez por casualidad mató un perro y desde entonces soy mataperro" y puedo seguir que soy muy refranera pero no
ResponderEliminarLo que está claro es que la historia es de los vencedores y de quien la escribe y España, como los Borgias, era la potencia a derribar
Buen finde
Besitos
Hay pocas posibilidades de que la historia sea relatada con objetividad;la crónica de episodios y personajes está escrita por alguien con filias y fobias, y claro el sesgo está asegurado.
ResponderEliminarLuego los siglos, la documentación comparada y el sentido común de quien quiere investigar los hechos sin otro interés que acercarse a la verdad, pone los puntos sobre las íes, o no.
Buenas noches y un abrazo.
Un artículo muy interesante, contiene datos que yo desconocia y eso que pensaba que sobre los Borgia sabia todo por que es un tema del que se ha escrito mucho.Pero siempre se pueden conocer detalles nuevos de la historia
ResponderEliminarDe los Borgia se ha escrito mucho y poco bueno, por eso viene bien aclarar hasta donde puede ser verdad y hasta donde son injurias.
ResponderEliminarDe la leyenda negra sobre España hay un libro de Josep Pérez donde aclara muchas de las mentiras que se fueron diciendo sobre España en esta época.
Un saludo.
"hizo ajusticiar al justicia mayor de Aragón, Juan de Lanuza" Así lo estudié yo, en tercero de BUP...hace 21 años. Tremenda entrada, Dlt. La he disfrutado como una enana...César Borgia es un personaje absolutamente fascinante. Me gustó mucho la novela de Vázquez Montalbán: "O césar o nada" Creo que la volveré a leer"
ResponderEliminarUn abrazo grande, grande, grande
La gran diferencia es, quizá , que los propios españoles hemos alimentado lo de la leyenda negra con nuestro pesimismo, con la idea de que aquí pasa, para mal, lo que no ocurre en lugar alguno. Es una manía que nos hace un mal tremendo.
ResponderEliminarUn articulo muy interesante. Y como Retablo, opino que nosotros, los mismos españoles, creimos, dimos bulo y publicitamos esas truculentas historias que en nada nos convenían.
ResponderEliminarEs curiosa la denominacion de "Leyenda Negra" a lo largo de la Historia se han hecho grandes atrocidades, pero solo algunas de ellas donde los hechos son dudosos se las denomina asi. Son muy interesantes todos los ejemplos que has puesto. Siempre han existido muchas envidias que suelen partir de algo pero conforme va rodando se convierte en una gran bola de nieve, menos mal que hay investigadores que estan poniendo las cosas en su sitio, y con su "luz" estan haciendo fundir la leyenda.
ResponderEliminarUn beso y feliz domingo
Ya sabemos, los que escriben la historia siempre son los buenos y los españoles simpre hemos tenido un algo que tira para atras a ciertos pueblos, por supuesto después de muchas guerras, encontronazos y follones.
ResponderEliminarLos Borja se comportaron como cualquier gran familia de la época, así que me parece que su mala está fuera de lugar, pero alguien tiene que ser el malo, y en aquellos momentos les tocó a ellos.
ResponderEliminarSaludos
Cuando el enemigo quiere hacer daño, lo hace. NO hay nada mejor que dejar correr un rumor, que, aunque falso, hace dudar a la gente. Y, más o menos, esto es lo que pasó con las leyendas negras que nos traes. La de España es bien interesante de analizar porque no deja de ser paradójico que los mismos países que cuajaron esta leyenda cometían los mismos delitos e, incluso, peores, por los que criticaban a España. En fin... cosas del poder...
ResponderEliminarUn saludo!
No hay como la envidia para crear rumores... Es muy interesante analizar todas estas intrigas con atención, y es curioso darse cuenta que que normalmente les acusaban de lo que ellos mismos cometían...
ResponderEliminarBesos
(Vaya captcha me ha tocado...)
Las leyendas negras surgen si existen dos variables importantes: una, que los denigrados tengan demasiado poder que provoque la envidia de sus allegados y dos, que esos enemigos sean tan poderosos como los propios denigrados. Con esas dos variables, una achacable al poder de los acusados y otra a los propios acusadores, al leyenda negra está servida. Y eso sirve a Los Borgia y a la España de Felipe II. Ahora está pasando con los deportistas españoles y la tirria que nos tienen los franchutes. A más éxitos, mayores envidias, más poderosos enemigos y más ataques derivados en leyendas negras.
ResponderEliminarSaludos
Querido Dlt, ¡qué extraordinario recorrido nos ha hecho por esas páginas de "leyenda negra" que han contribuido en gran manera a crear opinión.Me ha encantado, en especial, la primera, ¿acaso cabía la duda? Varios son los lugares que en Roma recuerdan siniestramente el denostado nombre de los Borgia: el "palazzetto dei Borgia", próximo a la calle Cavour junto a S. Pietro in Vincoli; los aposentos y las "estancias secretas" de Alejandro VI, todas ellas, supuestamente, repletas de deshonestidades y sórdidos recuerdos, en el Vaticano; la "Taverna della Vacca", en Campo di Fiore, propiedad de Vannozza Catanei, una de las posadas más frecuentadas de la ciudad, en cuya fachada con desfachatez absoluta su propietaria, amante del futuro papa Alejandro VI y del que tuvo cuatro hijos, hizo encastrar su escudo, en el que se entrelazan el toro de los Borgia con las armas de su tercer marido, Carlo Canale.
ResponderEliminarMagnífica página de historia y ¡qué gratos recuerdos me ha traído!
Mil bicos, caro.
Es muy cierto que cada país tiene su leyenda negra, que en el caso de España surge en los momentos de mayor relevancia política, de lo que podemos deducir que hay un factor importante de envidia y descrédito por parte de sus enemigos. En el caso de Lucrecia Borgia, la historia y el tiempo la han rehabilitado demostrado que fue un instrumento político al servicio de los intereses familiares.
ResponderEliminarAmigo,siempre es interesante leerte y aprender historia.
Un abrazo.
Las mentiras a base de repetirlas se convierten en verdades. Desde luego fue una época truculenta. Muy inteersante, es un placer leerte.
ResponderEliminarBesos.