TEMÍSTOCLE SOLERA. EL LIBRETO DE SU VIDA

    Cuando Isabel II quedó prendada y su pasional carácter preso de ardor juvenil al conocer a Temístocle Solera, éste ya era hombre curtido por la vida. Rebelde desde niño, había nacido en Ferrara, pero ingresó como interno en el Colegio de Santa Teresa de Viena. No es el joven Temístocle un muchacho dócil. Se escapa. Vagabundea. Se contrata en un circo. Por su encanto juvenil se apropia del corazón de la dueña del circo. Inspector ecuestre, maestro de pantomimas, todo se acaba cuando unos detectives puestos en su busca por su familia dan con él en Hungría. Ahora es Milán la que contempla atónita la presencia de Temístocle. Estudia y, libre de ocupaciones decide seguir por ese camino. Y qué mejor para un hombre libre que escribir poesía. Compone versos. Fracasa; pero conoce a Verdi, el músico que también comienza a abrirse camino. Y le escribe varios libretos. El del Nabucco, da fama a Verdi y dinero a Solera, que lo gasta como si fuera millonario. Sigue Temístocle escribiendo; pero es un espíritu libre y desaparece. En Livorno un hombre se cruza con él, es antiguo amigo suyo. Temístocle se ha empleado como aguador.
   ─Para ahorrar mis ideas, uso mis espaldas.

   Al poco conoce a la tiple Teresa Rosmini. Se casan. El matrimonio forma una compañía de ópera. Viajan por Europa y llegan a Madrid.
Por esa época el marqués de Salamanca acondiciona el antiguo Circo Olímpico y lo convierte en un teatro lírico, para rendir culto a la ópera italiana en las más exclusivas veladas. Allí acuden los más elegantes personajes de Madrid, y el propio marqués de Salamanca y el General Narváez, a cortejar a sus amantes, divas del bel canto.

   Cierto día Solera dirige la orquesta durante una función en el teatro.  En la primera fila hay un oficial. Impertinente, pronuncia éste palabras en contra de la reina. Solera las escucha. Es hombre impetuoso que siempre ha hecho lo que ha querido. Detiene la función y se dirige al insolente. Lo reprende: “El oficial que insulta a su reina es un traidor; el hombre que ofende a una dama es un cobarde”. Pero el militar no se amilana. Se oyen insultos, suenan bofetadas. El escándalo es monumental y sonado. Tanto que llega a oídos la ofendida. Isabel II, tan impresionable, quiere conocer a su defensor. A ella que tanto le gusta la música, a ella que tanto le gustan los hombres y que tanta necesidad de amor tiene, pese a su no muy lejano matrimonio aún. Y quien la ha defendido es italiano, y músico, y apasionado y además canta. Qué más puede pedir Isabel. Sus almendrados ojos azules se posan sobre el italiano. Si no fue libre para casarse, al menos lo es para elegir a sus amantes. Eran los tiempos del pollo Arana, como gustaba decir a Olózaga al hablar de los queridos reales; pero Isabel colma a Temístocle de favores, lo pone a cargo del teatro de Palacio, terminado poco antes y escenario privilegiado para Emilio Arrieta, cantante, profesor de canto, y no sólo eso de la reina de España, aunque mal pagador para su protectora, cuando tras la caída de Isabel II, compuso el himno “Abajo los Borbones”.

Isabel II, Boceto atribuido a Federico Madrazo.
Museo del Romanticismo. Madrid.

   Pero la vida del teatrillo de Palacio es breve. El costoso mantenimiento del teatro lo hace en exceso gravoso y la terminación de las obras del Teatro Real, en diciembre de 1850, innecesario. También para Temístocle lo es, pues ahora ocupa otro lugar: el corazón de la reina, sino todo, parte de él y a ratos perdidos; y la política en una corte llena de intrigas y, por deseo de la reina, la dirección del nuevo Teatro Real.

   Solera asiste a Isabel, la aconseja en cuestiones políticas, influye en ella. No gusta mucho esa intromisión en la corte entre quienes quieren lo mismo, y se conspira contra él, pero Temístocle los denuncia. El favorito es incómodo y molesto; y puesto que no parece dispuesto a abandonar su privanza, se piensa obligarlo a dejar el puesto de forma irrevocable. Un matón lo aborda, con nocturnidad, con las peores intenciones, pero Temístocle es fuerte. Una enorme humanidad difícil de batir, incluso con la espada. El poderoso puño de Solera derriba al agresor, que queda medio muerto. Muchos son los enemigos que tiene ya, y ni la reina es capaz de protegerlo. Parte, pues, de España.       

   Sus aventuras no acaban en España. En Francia al servicio de Napoleón III; en Italia al de Víctor Manuel II; en Egipto, bajo la égida otomana, al servicio de su jedive. A veces, casi orillando la ley; otras coqueteando con la muerte, como cuando, miembro de la banda del bandido Paolo, se enfrentó a él, lo mató y su cabeza insertada en la punta de una bayoneta exhibida como un triunfo. Temístocle Solera, si dejó de ser algo, fue sin duda, un hombre corriente, y su vida, diríamos ahora, de película. 
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18 comentarios :

  1. Ya lo creo que fue una vida de película !!

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  2. La realidad supera la ficción : parece un guión de película la vida de este peculiar personaje.

    Esta Isabelona que enamoradiza nos salió, pero cada uno en su estilo eran unos elementos de consideración,aunque Temístocle era demasié ,hasta el nombre...

    Le deseo unas Felices Fiestas.

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  3. Pues ya lo creo que fue una vida de película, una película que muy pocos considerarían basada en hechos reales. Increíble este hombre. ¿Qué lo impulsaba? ¿Qué quería? Me ha impresionado lo de aguador.
    Saludos.

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  4. Menudo personaje el tal Temístocle, no se acobardaba en nada, seguía su vida según su libertad, a la aventura.
    ¿Corriente? no lo sé, pues se pudiera bien hacer una película de aventuras.
    Paso con antelación a desearte unas felices Navidades. Regreso después de Reyes.
    Un abrazo

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  5. Cada uno de esos episodios que usted nos señala daría para un artículo. Terrible imagen la que nos ha transmitido del músico con la cabeza del bandido insertada en la bayoneta. Un hombre de contrastes, sin duda.

    Feliz tarde

    Bisous

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  6. Desde ahora me declaro fan de Temístocle Solera. Me encanta ese tipo de gente aventurera y valiente. QUé vida tan apasionante. Gracias por descubrírmelo, voy a buscar algo más sobre él.
    Un abrazo y Felices Fiestas

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  7. Todo un personaje el tal Solera. Además de aventurero debió ser inteligente ya que, siempre se arrimó a los buenos árboles y lógicamente, buena sombra le dieron.
    Saludos

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  8. A veces las mejores películas de acción se quedan cortas si las comparamos con personajes de este calibre: hombres sin una gran importancia dentro de los vericuetos de la historia pero que lograron impactar de alguna manera en el corazón de alguna reina falta de cariño masculino.
    Un saludo.

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  9. Personaje digno del libreto de una ópera de las que él le escribía a Verdi, sin duda. ¿Cómo no iba a enamorar a la reina, antojadiza y voluble, falta de la virilidad que a su marido le faltaba? Fuerte, italiano, escritor y músico, mundano y campechano a la vez que habitual del mundo fino, poco más se podía pedir.
    Un saludo

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  10. Gran historia. Como han referido antes, de película, aunque quizás la película no hubiese llenado las expectativas que me ha creado está entrada.

    Saludos Que todo vaya bien.

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  11. Pues si que tuvo una vida ajetreada aun que bien vivida pero mal final el suyo tuvo.
    Un abrazo.

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  12. No puedo menos que felicitar a Isabel II, allí donde esté acabo de reconciliarme con ella.
    Vaya personaje el tal Temístocle, qué riqueza de registros, amigo DLT.

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  13. ¡De película de Bond, Sean Connery Bond! jejeje Ya sé que es una ucronía, pero casi me ha parecido ver al bueno de Solera protagonizando un anuncio de Martini.
    Todo un personaje del que no tenía noticia. Gracias por recuperarlo, DLT.
    Abrazos

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  14. El nombre de Temistocle, (gloriosos por su justicia), le viene bien como hombre tan especial, digno de su antecesor el ateniense héroe de Salamina, uno de los 9 arconte opónimo que admiramos en la segunda parte de "300".

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  15. ¡Menudo personaje el gentiluomo Solera! Una historia fascinante, como seguramente lo fue su protagonista. Gracias por compartirla.
    Un saludo.

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  16. ¡Qué interesante película se podría hacer! Excelente entrada. Saludos

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  17. Me encantan todas estas historias en las que nos traes algún personaje del que desconozco todo. Un abrazo

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  18. No fue un hombre corriente -hizo honor a su nombre y apellido-. Un aventurero, por lo que cuenta usted y un temerario. NO faltan héroes para inspirar novelas.

    Saludos

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